Cómo cultivar lechugas

Si eres principiante en la horticultura, tienes que saber que el cultivo de la lechuga es uno de los más sencillos para iniciarse en este mundo, aunque tampoco el que más.

A lo largo de este artículo (con VIDEOTUTORIAL) podrás aprender lo necesario para cultivar lechugas sin ninguna dificultad y con buenos resultados desde el principio.

Esta hortaliza se puede sembrar en casi cualquier época del año, si no hace mucho frío o mucho calor, y no requiere tantos cuidados como otras.

No presenta grandes problemas sanitarios, en general, y se adapta bastante bien a cualquier suelo.

Haciendo siembras escalonadas, se puede disponer de lechugas listas para consumir en cualquier momento del año, ya sea recolectándolas cuando aún son pequeñas, si se han sembrado muchas, o esperando a que alcancen su tamaño adulto.

Pero conozcamos primero esta planta.

Características de la lechuga

La lechuga es una planta anual de la familia de las compuestas, que se caracteriza por presentar amplias hojas dispuestas en forma de roseta.

Existen dos tipos principales de lechuga según su hábito de crecimiento:

☛ Unas forman un corazón denso o "cogollo" en el centro, cuyas hojas son muy tiernas y generalmente de colores más pálidos que las hojas externas (al no darles el sol). Esta es la parte aprovechable, las hojas externas se suelen desechar por ser menos tiernas. Suelen necesitar un poco más de tiempo para desarrollarse por completo. Las populares lechugas iceberg y las romanas, son de este tipo.

☛ Las otras crecen de forma más abierta; las hojas no se agrupan en el centro de la roseta y tanto las internas como las externas tienen una textura y sabor similares. En este tipo de lechugas, se pueden aprovechar casi todas las hojas. Suelen necesitar menos tiempo para formase por completo. Como las hojas crecen abiertas, ocupan mucho más espacio y, enseguida se harán enormes, aunque en peso no superen a las anteriores, mucho más compactas.

Variedades

Existen muchas, resultado de miles de año de hibridación y selección. De entre tanta variedad de colores, texturas, sabores, lo más importantes es que algunas variedades están adaptadas al cultivo durante todo el año, otras se desarrollan mejor en los meses frescos (de otoño a primavera), y la gran mayoría prefieren ser cultivadas en los meses cálidos, de primavera a otoño.

En función del clima local y de la estación del año, hay que elegir la variedad que mejor se adapte a las condiciones reinantes. Si esta elección no es la correcta, lo más probable es que el cultivo no tenga éxito.

☛ Aquí puedes ver un montón de variedades e incluso pedir online sus semillas para iniciar el cultivo.

Suelo adecuado para su desarrollo

La lechuga se adapta bien a cualquier suelo, si bien es cierto que prefiere suelos sueltos, fértiles y bien drenados para desarrollarse de forma óptima. No soporta el encharcamiento.

Sus grandes hojas evaporan mucha agua cuando el sol es intenso y sus raíces están poco desarrolladas por lo que, si el suelo presenta una buena capacidad de retención de agua, habrá que regar con menos frecuencia.

Clima favorable para la lechuga

En diferentes épocas de año, se puede cultivar en cualquier clima no extremo.

En las zonas templadas, una vez pasadas las heladas, ya puede iniciarse el cultivo en el exterior.

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En los climas muy cálidos, o durante las épocas de más calor, se deben sembrar variedades de verano. Las demás se subirán a flor muy pronto, incluso antes de que tengan un tamaño razonable para su consumo.

Como ya se dijo, es crucial escoger bien la mejor variedad para cada clima y época del año. Preguntando a algún horticultor local o a un viverista de la zona, se puede obtener buena información respecto de variedades que dan buenos resultados en el lugar.

En caso de cultivarlas en verano, pueden plantarse entre otros cultivos que les den un poco de sombra y frescor, como por ejemplo tomates, pimientos, etc. De lo contrario, si están muy expuestas al sol y al viento, y el suelo retiene poca humedad, las hojas rápidamente perderán su turgencia natural y terminarán marchitándose, si no se remedia pronto.

Su temperatura óptima de crecimiento se sitúa entre los 15 y 20 °C.

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Manejo del cultivo

La duración del cultivo (cuanto tarda en crecer) de lechuga suele ser de 50 a 60 días para las variedades tempranas y entre 70 y 80 días para las variedades tardías.

Siembra

Foto 1. Semillero de lechuga.

Se puede realizar tanto en semillero como siembra de asiento, según el momento del año y la climatología del lugar. Si hace frío por las noches, es preferible realizar la siembra en semillero protegido para que la planta vaya desarrollándose en unas condiciones más favorables y, posteriormente, trasplantarla al exterior cuando las condiciones mejoren y la planta sea más fuerte.

La germinación de las semillas de lechuga es óptima con temperaturas de entre 18 y 21℃. A menor temperatura el tiempo de germinación se dilata, mientras que si la temperatura es demasiado elevada, puede inhibir el proceso.

En la siembra en semillero, se puede optar por hacerla en alvéolos, uno para cada plántula, en un cajón sin divisiones o incluso en el suelo, ya que la lechuga tolera muy bien el trasplante a raíz desnuda, es decir, arrancando la planta del semillero sin tierra en la raíz.

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Preparación del terreno

Antes de realizar el trasplante el terreno deberá estar suelto, aireado y abonado. Mediante el azado y el gradeo en varias pasadas suele ser suficiente.

El abono, preferiblemente orgánico, debe incorporarse al terreno durante el laboreo o, mejor, en el cultivo precedente. Si no es posible esto último deberá estar muy descompuesto.

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Trasplante

Una vez las plantas del semillero alcanzan unos 10 cm de alto, y cuando las condiciones en el exterior sean favorables, se puede realizar el trasplante al terreno definitivo, en filas, eras o intercaladas entre otros cultivos.

Si tienes dudas acerca de las fechas, consulta este artículo sobre cuándo trasplantar las lechugas.

Según la variedad elegida, la configuración del espacio y las condiciones del terreno, habrá que plantar las lechugas a una determinada distancia o a otra.

Si se van a recolectar cuando aún son jóvenes (lechuga baby), se puede hacer una siembra de asiento a voleo, y luego ir raleando las plantas que se van a consumir mientras que se deja el resto.

En cambio, si se va a esperar a que la lechuga "madure" por completo, habrá que plantarlas a una distancia entre plantas de entre 20 y 30 cm. Esto se explica más en detalle en el artículo enlazado más arriba.

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Acolchado

El acolchado del terreno es siempre una opción a tener en muy cuenta para la mayoría de las hortalizas, pero en el caso de la lechuga es muy conveniente, especialmente cuando el suelo tiene escasa capacidad de retención de agua y el clima es seco.

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Riego

La lechuga es muy sensible tanto a la escasez como al exceso de agua. Los riegos tienen que ir siempre encaminados a mantener húmedo el terreno pero sin que llegue a encharcarse, o si lo hace, que se mantenga poco tiempo así.

El sistema más recomendable es riego por goteo o por exudación, principalmente porque las hojas de la lechuga no se mojan, permite ahorrar mucha agua y el suelo mantiene una humedad constante pero no excesiva.

Otras alternativas tienen algunas desventajas en comparación con los anteriores. Por inundación de los surcos o a manta (riesgo de encharcamiento), por aspersión (se mojan las plantas) o por llenado manual de los alcorques (consume mucho tiempo).

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Escarda

Mientras el cultivo avanza, hay que estar muy atentos a la aparición de malas hierbas que compiten con las lechugas por la luz, los nutrientes, el agua y el espacio.

Hay que retirarlas a mano, con escardador, azadilla, cultivador o, mejor aún, emplear este método para eliminar las malas hierbas para siempre. Aplicable para casi cualquier cultivo.

Recolección

La cosecha se puede hacer en diferentes momentos, desde poco después del trasplante hasta que la lechuga se ha desarrollado por completo, pero siempre antes de que comience a emitir el tallo floral. Lo habitual es esperar a que alcance un buen tamaño.

Se puede cortar entera, seccionando el "tallo" por debajo de las primeras hojas o, si se desea que siga creciendo, es posible ir recolectando hojas individuales sin cortar toda la planta. Eso sí, hay que comenzar por las hojas exteriores, dejando la primeras en la planta si están viejas, y cosechando unas cuantas hojas de un poco más hacia el interior.

La lechuga se puede consumir en cualquier momento antes de la subida a flor.

Lo ideal es cosecharlas justo cuando las se vayan a consumir. De esta forma, la planta podrá seguir creciendo y sus propiedades se mantendrán intactas, con todos sus nutrientes y el sabor más jugoso.

Si se van a regalar, transportar, etc...hay que mantenerlas en un ambiente fresco y húmedo, de lo contrario, sus hojas se volverán flácidas y se echarán rápido a perder, sobre todo si se dejan al sol o en un lugar seco y cálido.

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Plagas y enfermedades

Puede verse afectada por plagas y enfermedades en todas las fases de su cultivo, pero con los debidos cuidados, es poco frecuente que tenga problemas fitosanitarios importantes.

Pueden ocasionarle problemas microorganismos del suelo como Fusarium, Sclerotinia, Rhizoctonia, Pythiurn, etc.

Aéreos como Mildiu, Botritys, Oidido, Antracnosis, etc.

Virus como el del mosaico.

Insectos como pulgones u orugas.

Pájaros, roedores, y sobre todo moluscos (caracoles, babosas y limacos), son devoradores habituales de lechugas.

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