Como cultivar tomate de árbol o tamarillo
Este es un frutal fácil de cultivar cuando se sabe lo que necesita y lo que no tolera, y eso es lo que explicaremos a continuación.
Características del tomate de árbol
Se trata de un árbol o arbusto de la familia de las solanáceas, de hasta 4 metros de altura, vivaz y de hoja perenne, conocido además con los nombres de tamarillo, tomate andino, tomate de yuca, chilto, sachatomate, tomate serrano, tomate de campo, y cuyo nombre botánico es Solanum betaceum.
Sus hojas son enteras, alternas, pecioladas y grandes (hasta 30 cm de longitud), de un color verde pálido al principio y más oscuro cuando la planta es adulta. Su tallo comienza siendo de color verde claro, pero posteriormente toma un tono más grisáceo o amarillento. Sus ramas son muy quebradizas, cuya corteza es de color verdoso brillante.
Las flores de este árbol son de tonos blancos y rosados, y se agrupan en racimos que aparecen en las bifurcaciones de las ramas.
El fruto del tomate de árbol es una baya comestible, de sabor agridulce y con forma redondeada, o más comúnmente, ovalada, de color verde inicialmente, y morado, rojo o anaranjado en su madurez.
Origen
Se trata de una especie originaria de América del Sur, en concreto de la cordillera de los Andes. Hoy en día aún se puede encontrar viviendo en estado silvestre en zonas de Argentina y Bolivia.
Existen referencias históricas acerca de su cultivo por parte de los antiguos habitantes de Perú, antes de la llegada de los colonizadores.
Diferencias con los tomates comunes
Aunque pertenecen la misma familia botánica, y por tanto están emparentados, a simple vista son plantas muy diferentes.
✧ La diferencia más notable es su tamaño y su forma. Los de árbol son plantas mucho más voluminosas, que forman grandes copas, y troncos bastantes gruesos.
✧ Los tomates comunes son plantas herbáceas, mientras que el tamarillo es semi-leñoso, aunque como se dijo más arriba, bastante frágil.
✧ En cuanto al sabor, también es muy diferente. Los frutos del tomate de árbol tienen un sabor mucho más afrutado y agridulce que los otros tomates.
Condiciones favorables para el cultivo
Sabiendo que condiciones prefiere el tomate de árbol, será mucho más fácil plantarlo en un lugar adecuado y darle los cuidados necesarios para mantenerlo sano, vigoroso y productivo.
Clima
El tomate de árbol es una planta muy adaptable, que tanto puede vivir al nivel del mar como hasta unos 2500 metros de altitud, en climas cálidos pero también fríos.
Se desarrolla de forma óptima entre unos 15 y 20ºC, pero puede resistir incluso heladas ligeras, con temperaturas de hasta -2ºC. Dado que este rango de temperaturas es muy común en casi todos los continentes, el tomate de árbol puede desarrollarse bien en ellos.
A diferencia de su primo el tomate de mesa, el de árbol prefiere ambientes poco luminosos. Se desarrolla mejor en lugares con muchos días nublados, o bien a la sombra de otro árbol, malla de sombreo, edificación, etc.
En cuanto a las precipitaciones, requiere más de 600 mm anuales, es decir, unos 600 litros por metro cuadrado.
Suelo
Los prefiere profundos, sueltos y aireados, ricos en materia orgánica, de textura franco-arenosa, húmedos pero bien drenados, y de pH ligeramente ácido.
Se trata de una planta muy exigente en nutrientes, por lo que el suelo tiene que tener una elevada fertilidad, ya sea natural o mediante el aporte de abonos orgánicos (y minerales)
Puesto que las raíces del tomate de árbol son muy superficiales, tolera muy mal la sequía. Suelos someros, en pendientes y con tiempo seco, no son favorables salvo que se puedan regar las plantas.
Siembra
Aunque también se puede comenzar el cultivo a partir de esquejes obtenidos de una planta donante, el sistema más ventajoso es el de la siembra. Los tamarillos procedentes de esqueje tienen un sistema radicular más débil y vivirán menos tiempo.
Cada fruto del tomate de árbol puede contener en su pulpa entre 300 y 500 semillas, las cuáles germinan fácilmente al sembrarlas en un semillero, o incluso en la tierra.
El procedimiento para obtener las semillas a partir del fruto es el mismo que para el caso del tomate de mesa. Se separan mecánicamente (por fricción), y luego se dejan en un recipiente con agua por al menos 48 horas. En ese tiempo se descomponen y desprender los tejidos blandos que recubren la semilla, algo muy importante para evitar luego la proliferación de microorganismos en el exterior de la misma.
A los dos días se cuelan para separarlas del agua, se limpian y se dejan secar sobre un papel absorbente.
Trasplante
Una vez que las plantas germinan y logran crecer hasta unos 5 cm de altura, es el momento de pasarlas a macetas individuales de al menos 5 litros de capacidad, con un buen sustrato.
Esta operación hay que realizarla con mucho cuidado para evitar dañar las jóvenes y delicadas plantas.
Una vez pasadas a macetas, se mantienen en semi-sombra hasta que alcancen al menos 50 cm de altura, momento a partir del cuál se pueden trasplantar ya al terreno, respetando un marco de 3x3 ó 3x4 metros, es decir, 3 metros entre plantas y 3 ó 4 entre hileras.
Cuidados
No tantos como los de su primo el tomate de mesa, pero algunos son imprescindibles para un buen desarrollo, mantenimiento y producción de la planta.
Abonado
Este es un aspecto muy importante para el cultivo del tomate de árbol, que como ya se dijo, demanda grandes cantidades de nutrientes.
El primer abonado debe realizarse en el momento de hacer el hoyo para el trasplante a campo, a ser posible unas 3 ó 4 semanas antes del día en que se ha previsto plantar el árbol, y empleando un abono orgánico bien maduro, mezclado con la tierra del hoyo y un poco de cal o ceniza de madera, si el suelo es demasiado ácido. El tiempo de reposo en el hoyo, permitirá que el abono comience a mineralizarse, quedando disponible para la planta a partir del mismo día del trasplante.
Después de la plantación, habrá que realizar abonados periódicos cada 6 meses, añadiendo unos 3 kg de materia orgánica alrededor de cada planta, y mezclándolo superficialmente con la tierra.
Riego
Este dependerá mucho de las características del suelo y de la climatología del lugar. En suelos húmedos, profundos o en climas con lluvias frecuentes, el riego puede limitarse al momento de la plantación y en caso de largos periodos sin precipitaciones.
Por el contrario, en climas secos o en suelos someros o que retienen poca agua, el riego ha de ser tan frecuente como sea necesario para mantener la humedad del suelo.
Es crucial que no se produzcan encharcamientos del terreno, especialmente en lugares planos o deprimidos, o en suelos pesados (arcillosos) que drenan con mucha dificultad el exceso de agua.
En cuanto al sistema de riego, el de goteo o exudación es mejor que el de aspersión, y este a su vez mejor que el de inundación.
Poda
Conviene que los tomates de árbol tengan copas bajas, con forma de vaso y siempre jóvenes, para lo que serán necesarios las siguientes labores de poda, que han de hacerse cuando no se prevean temperaturas extremas, y al terminarlas, abonar y regar la planta para facilitar su recuperación.
Poda de formación
Bastante sencilla. Consiste básicamente en pinzar el brote apical aproximadamente a 1 metro sobre el suelo, para romper la dominancia apical y favorecer la aparición de ramas principales.
Un segundo paso consiste en eliminar progresivamente las hojas inferiores,las que se encuentran por debajo de la bifurcación, para favorecer que la planta envíe más nutrientes a la copa.
Poda de mantenimiento
Se realiza anualmente y consiste en ir cortando las ramas que han dado fruto, para facilitar la aparición de nuevos brotes en los que se producirán flores y frutos.
El tomate de árbol florece en las ramas crecidas en el último año, por eso conviene tener siempre una copa joven, que será más productiva y producirá frutos de mayor tamaño.
Poda de rejuvenecimiento
Esta es una poda de último recurso para alargar la vida productiva de árboles envejecidos, y consiste en cortar el tronco de la planta a unos centímetros del suelo. Esto produce un rebrote que termina regenerando por completo toda la copa, que vuelve a ser productiva por algunos años más.
Manejo de plagas y enfermedades
Aunque el tomate de árbol es susceptible al ataque de muchas plagas y enfermedades comunes en otros cultivos, como la mosca blanca o las orugas defoliadoras, es la antracnosis el problema sanitario más importante en muchos lugares. Se caracteriza por la aparición de manchas negras en los frutos, ligeramente hundidas hacia dentro.
En general, si el árbol se cultiva en un clima y suelo adecuados, se evita el encharcamiento del terreno y la infección de las heridas (poda, rotura de ramas por el viento, etc), no suelen aparecer problemas importantes, pudiendo cultivarse plantas aisladas sin ningún tratamiento fitosanitario.
Soy ambientólogo, especialista en Gestión de la Calidad y del Medio Ambiente, autodidacta y embarcado desde hace casi dos décadas en el mundo web, amante de la naturaleza y de la vida saludable. Tengo un gran huerto familiar ecológico.