Cuidados del pepino
Aunque el pepino no demanda tantos cuidados como por ejemplo el tomate, ni es tan delicado como este, sí es una planta exigente, que responde muy bien cuando se le brinda lo que necesita en cada momento.
A continuación se explicarán los cuidados más importantes para este cultivo, desde el punto de vista de una pequeña huerta no profesional.
Abonado o fertilización
El pepino, al igual que otras cucurbitáceas como el calabacín, la calabaza, el melón o la sandía, es una planta muy exigente en nutrientes.
Se sabe que esta planta requiere de unos 12 ó 13 gramos por metro cuadrado, tanto de nitrógeno (N), como de fósforo (P) y también de potasio (K), los tres nutrientes más demandados por cualquier vegetal.
Para asegurar una fertilidad adecuada, hay que preparar la tierra antes de la siembra o plantación, aprovechando esa labor para añadir un buen abonado orgánico de fondo, a base de compost, estiércol, gallinaza o similares.
Este abonado conviene realizarlo el otoño anterior a la temporada de cultivo, pero si no es posible, puede realizarse en invierno o a comienzos de primavera, siempre y cuando el abono orgánico empleado esté bien descompuesto.
Además del abono de fondo, al pepino le viene bien el encalado del suelo, especialmente en aquellos que son demasiado ácidos. El aporte de cenizas de madera tiene un efecto similar a la cal, elevando el pH del suelo, pero además aporta estos importantes nutrientes: potasio, fósforo, calcio, magnesio, cobre, manganeso, hierro ó zinc.
Puesto que el pepino demanda tantos nutrientes, es posible que a mediados de la temporada de cultivo requiera de nuevos aportes. Si aparecen cambios de color en las hojas y no se deben a un exceso de agua ni a ninguna plaga o enfermedad, entonces seguramente sean debidos a una deficiencia de uno o varios nutrientes.
Los abonos foliares ricos en magnesio, zinc, boro y calcio, son muy apropiados para aplicar sobre las plantas durante el cultivo. Por otro lado, los abonos líquidos mezclados con el agua de riego, también son buenos para aportar un extra de nutrientes.
El purín de ortiga puede ser un sustituto casero pero eficaz de los fertilizantes foliares y para mezclar con el agua de riego.
Una dosificación aceptable del purín de ortiga puede ser esta:
▪ 1 litro de purín + 9 litros de auga (1:10), para aplicar sobre el suelo mediante riego.
▪ 1 litro de purín + 19 litros de agua (1:20), para aplicación foliar con pulverizador.
En cuanto a la frecuencia, se puede realizar una aplicación foliar cada 3 semanas y en agua de riego cada 2 semanas, aunque en cada caso dependerá de la fertilidad del suelo y del estado de las plantas.
Control de malezas
La eliminación de la vegetación, que aparece en el suelo de forma espontánea, es un cuidado prioritario, especialmente al inicio del cultivo, cuando las plantas de pepino son aún demasiado pequeñas como para cubrir el suelo completamente.
Esta labor se puede hacer de forma pasiva, mediante la colocación de acolchados que bloqueen la emergencia de las "malas hierbas", o de manera activa, realizando binas y escardas del terreno cada cierto tiempo.
El acolchado no es compatible con las escardas, pero ambas cosas son muy beneficiosas. El primero principalmente por ayudar a conservar la humedad del suelo en niveles altos, y el segundo por airear la tierra, favoreciendo así la infiltración del agua y el intercambio gaseoso.
Un acolchado con material orgánico, granular o fibroso, permite la aireación y la penetración del agua, mientras que mantiene el suelo húmedo por más tiempo, aunque no tanto como con un acolchado plástico.
Riego
El correcto manejo de la humedad del suelo es fundamental en el cultivo del pepino, siendo la escasez de agua motivo de retraso de desarrollo y pérdida de producción.
Aunque las necesidades de agua son diferentes en cada fase del cultivo, casi siempre conviene mantener el suelo tan húmedo como sea posible pero sin llegar al encharcamiento, muy perjudicial para estas plantas.
La germinación de las semillas, la floración y la formación de frutos, son las etapas más críticas en cuanto a disponibilidad de agua. No puede faltar de ninguna manera.
En cuanto a los sistemas de riego más adecuados, sin duda el riego por goteo es el mejor. Se puede regar también por inundación de los surcos o llenando un alcorque alrededor del pie de las plantas, pero el consumo de agua será y el riesgo de daños por encharcamiento serán mucho mayores.
Si los pepinos se cultivan en un huerto doméstico, se puede probar el riego mediante goteo con botellas de plástico. No es tan automático y profesional como el de tuberías y goteros, pero permite estar menos pendientes de las plantas y hasta dejarlas solas algunos días.
Entutorado
Aunque se podrían cultivar de forma rastrera, es mucho más práctico hacerlo en vertical con la ayuda de tutores.
Como esto ya se ha explicado con detalle en el correspondiente artículo, puedes consultarlo en el siguiente enlace:
Poda
La mayoría de los horticultores aficionados no podan sus pepinos, pero dado que en plantaciones comerciales es una práctica fundamental, será porque ofrece una importante mejora.
Es una tarea no obligatoria pero que conviene considerar si se desean muy buenos resultados. A continuación enlazamos en artículo correspondiente:
Soy ambientólogo, especialista en Gestión de la Calidad y del Medio Ambiente, autodidacta y embarcado desde hace casi dos décadas en el mundo web, amante de la naturaleza y de la vida saludable. Tengo un gran huerto familiar ecológico.