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Pepino

Cómo cultivar pepinos en casa

Cultivar pepinos en casa es muy sencillo si se dispone de una ubicación apropiada y si se siguen las recomendaciones que damos en este artículo, desde la época de siembra hasta los cuidados necesarios
Publicado: (última modificación 28 Apr 2020) Por Foto del autor Sígueme

¿Es posible? Pues sí que lo es, y no solo eso, sino que no es complicado, pero no puede hacerse de cualquier forma ni en cualquier lugar.

Pero veamos, ¿qué es limitante cuando se cultiva pepino en una casa? Pues casi siempre estas dos cosas: la luz y el espacio.

Pepinos en contenedores

Es crucial que el pepino pueda encontrar unas condiciones adecuadas para su desarrollo, de lo contrario el cultivo será un fracaso.


El lugar

La luz es quizás lo más difícil de conseguir en una casa, a menos que la orientación sea buena y se disponga de un balcón, terraza, galería, azotea, o similar.


El pepino necesita que el sol incida directamente en la planta, y durante al menos 6 horas al día, y cuanto más mejor.


Por ello, el lugar elegido para su cultivo tiene que estar del lado de la casa que da el sol durante más tiempo.

Si tu vivienda no dispone de ninguna ventana, balcón o terraza con esa orientación, entonces podrás cultivar pepinos, pero es muy probable que no te den frutos o que apenas lo hagan.


El recipiente

El otro aspecto más limitante a la hora de cultivar el pepino en una vivienda, suele ser el espacio.

Muchas veces no se dispone de tanto como para instalar macetas todo lo grandes que deberían ser, y esto es un problema.


El pepino requiere macetas bastante grandes, de no menos de 30 cm de profundidad.


¿Cómo de grandes? Pues al menos de unos 30 cm de profundidad y todo lo anchas que se pueda.

Si los vas a poner en mesas de cultivo, pues que tengan también esa profundidad como mínimo, y mejor si es más.


El sustrato

Este es otro punto clave. Cuanto mejor sea el sustrato más pequeña podrá ser la maceta, los riegos podrán ser menos frecuentes y las plantas de pepino tendrán más vigor y podrán dar más frutos o de mejor calidad.


Después de la luz, el sustrato es la base del éxito del cultivo del pepino en casa.


¿Y cómo es un sustrato de calidad? Pues tiene que ser esponjoso, que drene bien el exceso de agua pero que retenga la suficiente humedad durante el mayor tiempo posible, que permita el intercambio de gases y que sea rico en nutrientes.

Para alguien que empieza, lo mejor es comprar un sustrato especial para huertos urbanos, pero también se puede elaborar mezclando algunos materiales como fibra de coco, humus de lombriz o compost, arena, perlita o vermiculita, etc.



La siembra

El cultivo del pepino se puede iniciar mediante semillas ―lo más económico― o mediante plantas listas para el trasplante ―más caras a menos que sean regaladas―.

Es mejor hacerla en un semillero y luego pasar las plantas a la maceta o contenedor definitivo, así ocupan menos espacio al principio, y se pueden controlar mejor.

Las fechas son importantes en este punto, ya que si es demasiado pronto, el frío impedirá el trasplante ―a menos que vayan a estar siembre en interior―, y si se hace demasiado tarde, las plantas estarán poco tiempo en producción.

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En cuanto al procedimiento de siembra, no hay una única manera de hacerlo, pero sí que hay que tener en cuenta algunas cosas para no fracasar.

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El trasplante

Este proceso es necesario tanto si el cultivo comienza con una siembra en semillero, como si se adquieren las plantas listas para trasplantar.

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Una vez completado el trasplante, las plantas de pepino comienzan a desarrollarse en su ubicación definitiva, y lo hacen bastante rápido si las condiciones le son favorables.

En poco tiempo, el tallo de las plantas se habrá alargado mucho, y en este empezarán a aparecer ramificaciones. Es el momento de actuar ―mediante la poda― para mantener controlada la forma de la planta, para que pueda ser guiada fácilmente por la estructura o tutor que se haya instalado.

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Otros cuidados

Además de los anteriores, son imprescindibles algunos cuidados básicos, como el riego y el abonado. Si no se hacen correctamente, la cosecha será pobre o de muy escasa duración.


Riego

Es fundamental mantener una cierta humedad en el sustrato. Si se ha elegido uno bueno, esto será mucho más fácil.

Si las plantas sufren escasez de agua, las hojas perderán su turgencia rápidamente, quedando flácidas. Aparecerán grietas entre el sustrato y los bordes del contenedor, y si eso pasa será más complicado conseguir que el agua aportada no termine cayendo al plato sin mojar la tierra.

Una manera de evitar estos problemas es regando con mucha frecuencia pero en pequeñas cantidades, de manera que nunca llegue a gotear agua por debajo de la maceta o contenedor, pero evitando que la tierra se seque.

Esto se consigue con la práctica, ajustando la cantidad y la frecuencia a medida que las plantas crecen y el tiempo se hace más cálido. Echando pequeñas cantidades de agua y esperando entre una y otra un par de minutos, es fácil detectar cuando sale una pequeña gota por debajo, señal de que ya se ha saturado el sustrato de agua. Se suma el volumen regado en total, y la siguiente vez se añade un poco menos.

Hay muchas formas de hacerlo, pero lo idea es esa. Mantener el sustrato húmedo siempre, pero no encharcado.


Abonado

Si el cultivo se alarga en el tiempo, si el sustrato no es suficientemente rico, si el contenedor es demasiado pequeño, si la producción es muy abundante o si se riega demasiado y no se recupera el agua drenada del contenedor, algunos nutrientes del sustrato terminarán agotándose.

Por todo esto, es muy recomendable realizar un abonado de vez en cuando, por ejemplo una vez al mes, ya sea a través del riego o bien añadiendo abono sólido sobre el sustrato, si es que se ha dejado espacio para esto.

Si el contenedor no tiene suficiente espacio para añadir más abono, se puede preparar un purín, de manera que los nutrientes vayan mezclados con el agua, y queden absorbidos por el sustrato al regar con ese purín.

Este purín es tan fácil de preparar como llenar un recipiente de agua y poner dentro la cuarta parte de abono orgánico, es decir, por cada 3 litros de agua, 1kg de abono (humus de lombriz, compost, estiércol maduro, etc)

Se mezcla todo bien, y luego se toma un litro de purín y se añade a una regadera de 10 litros, aproximadamente. No tiene que ser exacto. Se aplica una vez por semana hasta ver que las plantas recuperan su vigor.


Ya ves que a pesar de que hemos hablado mucho en este artículo, realmente no es complicado poner en marcha un cultivo de pepinos en casa. Si te animas, puedes contarnos tu experiencia en Facebook. Lo tienes abajo.


Autor José A. Amigo

Soy ambientólogo, especialista en Gestión de la Calidad y del Medio Ambiente, autodidacta y embarcado desde hace casi dos décadas en el mundo web, amante de la naturaleza y de la vida saludable. Tengo un gran huerto familiar ecológico.