Enfermedades del pepino: prevención y tratamiento
Las enfermedades más comunes en el cultivo de pepinos incluyen el mosaico del pepino, la fusariosis, el mildiu polvoriento, la antracnosis y la mancha angular. Los síntomas incluyen manchas en las hojas y frutos, un crecimiento anormal y una disminución en la producción.
A continuación, primero se hablará de cada enfermedad, de sus síntomas y de cómo tratarla si ya ha atacado a las plantas de pepino. Si se detectan síntomas de enfermedad, es importante actuar de inmediato y tratar la enfermedad con fungicidas específicos y cortar y desechar cualquier parte infectada de la planta.
Más abajo se explica como prevenir la aparición de la mayoría de estas enfermedades, con simples gestos que pueden suponer un gran diferencia, como mantener un buen drenaje del suelo, controlar las plagas, usar semillas libres de virus y mantener una buena higiene en el jardín, etc.
Mosaico del pepino
Es una enfermedad viral que se transmite por insectos como las pulgones. Los síntomas incluyen manchas amarillas y marrones en las hojas y un crecimiento anormal de las hojas y los frutos.
Una vez que aparece es complicado salvar la planta infectada, por lo que es recomendable arrancarla y quemarla para evitar que los insectos propaguen el virus a las demás.
Fusariosis
Es una enfermedad fúngica causada por el hongo Fusarium oxysporum que afecta a las raíces y el tallo del pepino. Los síntomas incluyen una disminución en el crecimiento de la planta, hojas amarillas y una poda seca.
Para combatir esta enfermedad existen fungicidas sistémicos en el mercado, aunque si aún no está muy extendida, puede ser suficiente con podar y eliminar las partes afectadas, al tiempo que se mejora la aireación y se reduce la humedad.
Mildiu polvoriento
Enfermedad provocada con frecuencia por los hongos Podosphaera fuliginea y Erysiphe cichoracearum. Afecta a las hojas, tallos y frutos del pepino. Los síntomas incluyen manchas marrones y blancas en las hojas y frutos, y una disminución en el crecimiento de la planta.
El tratamiento contra el mildiu polvoriento, una vez ha infectado a las plantas, pasa por la fumigación con insecticidas, el control de la humedad y la eliminación de las partes o plantas afectadas.
Antracnosis
Esta enfermedad fúngica es provocada por el patógeno Colletotrichum lagenarium, que afecta a las hojas, tallos y frutos del pepino. Los síntomas incluyen manchas negras en las hojas y frutos, y una disminución en el crecimiento de la planta.
El control de esta enfermedad se realiza de forma similar a las dos anteriores, aunque empleando un fungicida recomendado para este caso.
Mancha angular
Pseudomonas syringae pv. lachrymans es el hongo responsable de esta enfermedad que afecta a las hojas del pepino. Los síntomas incluyen manchas marrones y negras en las hojas, que pueden causar una deformación y una disminución en el crecimiento de la planta.
Control muy similar al explicado para las tres enfermedades anteriores, pero teniendo en cuenta fungicidas específicos para esta.
Prevención de las enfermedades del pepino
Aunque cada enfermedad puede tener síntomas diferentes, lo cierto es que la mayoría de ellas aparecen por una combinación de varios factores: material vivo comprometido, condiciones ambientales favorables para el patógeno y mal manejo del cultivo por parte del hortelano y horticultor.
• Emplear semillas certificadas que han sido inspeccionadas y probadas para asegurarse de que estén libres de patógenos.
• Mantener una buena higiene en el huerto o jardín y evitar compartir herramientas o materiales de jardinería con otras personas para evitar la diseminación de virus, hongos y bacterias. Si las herramientas estuvieron en contacto con otras plantas, desinfectar antes de utilizar en los pepinos.
• Controlar las plagas, como las chinches, que pueden transmitir el virus del mosaico del pepino de una planta a otra. Otras plagas provocan heridas en las que pueden germinar las esporas de hongos patógenos. Para ello se pueden usar insecticidas ecológicos y seguir las buenas prácticas de control de plagas.
• Recurrir a la rotación de cultivos, que consiste en cultivar diferentes tipos de cultivos en una misma área en diferentes años. Esto puede ayudar a prevenir la aparición de enfermedades que permanecen latentes en el suelo u hospedadas en otros cultivos de cucurbitáceas, como el calabacín, la calabaza, el melón o la sandía.
• Control de malezas o malas hierbas, lo que a reducir la cantidad de patógenos y plagas en el campo.
• Mantener un adecuado drenaje del suelo, para prevenir la acumulación de agua en la raíz de la planta, que puede favorecer la aparición de enfermedades por falta de oxígeno y pudrición de los tejidos.
• Controlar la humedad, ya que la mayoría de las enfermedades encuentran su óptimo en condiciones húmedas y cálidas. Favorecer la buena aireación del huerto y evitar mojar las plantas al regar, son dos buenas prácticas que ayudan a combatir la humedad.
• Evitar el exceso de fertilización, que provoca un gran crecimiento de la parte aérea de las plantas, apareciendo gran cantidad de brotes y hojas tiernas. Estos tejidos más delicados suelen romperse con facilidad, pudiendo entrar los patógenos por esas heridas. Además, las plagas se verán más atraídas por las plantas con mucho vigor, por lo que será más probable que provoquen daños y transmitan las enfermedades por todo el cultivo.
• Eliminación de los residuos resultantes de la poda de las partes afectadas de las plantas, pero también de cualquier rastrojo del cultivo del pepino o de otras cucurbitáceas.
• Evitar la sobrepoblación de plantas mantiendo una distancia suficiente entre ellas, pero también respecto de otros cultivos, árboles, setos, muros, etc. Esto permite que circule el aire y la luz entre las plantas, favoreciendo su buena salud general.
Soy ambientólogo, especialista en Gestión de la Calidad y del Medio Ambiente, autodidacta y embarcado desde hace casi dos décadas en el mundo web, amante de la naturaleza y de la vida saludable. Tengo un gran huerto familiar ecológico.