Cómo cultivar morera o árbol de mora
Cultivar una morera en el huerto o jardín familiar puede ser una actividad muy gratificante tanto por la belleza de su follaje como por los frutos que produce, pero también por otros aspectos interesantes, especialmente para los más pequeños de la casa.
Su cultivo es relativamente sencillo y puede ser llevado a cabo por cualquier persona, incluso principiantes.
Como curiosidad, cabe señalar que la morera no tiene nada que ver con la mora de zarza o zarzamora(Rubus fruticosus), aunque ambas especies den frutos de aspecto muy similar.
En esta guía detallada sobre el cultivo doméstico de la morera, se tratará todos los aspectos importantes, desde la elección del lugar y las condiciones de suelo hasta la plantación, cuidados y mantenimiento necesarios para que esta planta crezca sana y produzca frutos de calidad.
Características
La morera es un árbol de mediano tamaño, que no suele superar los 15 metros de altura, de copa redondeada y frondosa, perteneciente a la familia botánica de las Moráceas, y dentro de esta, al género Morus.
Tiene dos orígenes, unas especies proceden del continente asiático y otras de Norteamérica
Sus hojas son grades, similares a las del aliso, con forma ovalada y con un largo peciolo. Proporcionan una muy buena sombra, siendo este árbol plantado en muchos jardines por ese motivo.
Florece en primavera, apareciendo posteriormente sus frutos comestibles, unas moras que pueden ser de color blanco-rosado, rojo púrpura o negro púrpura, dependiendo de la especie de morera de que se trate.
Posee flores masculinas y femeninas separadas, las primeras en forma de amentos colgantes similares a los de otros árboles como el avellano, el castaño o el abedul.
Gusano de seda
Las hojas de este árbol son el único alimento que consume el gusano de seda, Bombyx mori, una larva de mariposa que para pasar de oruga a crisálida, teje un capullo de seda, formado por un solo hilo de cientos de metros de longitud.
Dice la leyenda que una emperatriz tomaba un té debajo de una morera, cuando algo cayó en su taza. Pudo ver que aquel capullo se deshilachaba en un hilo que era posible tejer, y así comenzó, al menos en la leyenda, la historia de la seda. De ser esto cierto, parece que las cosas que caen de los árboles han sido una gran inspiración, sino que se lo digan a Isaac Newton y a su manzana cayendo al suelo.
Además de los gusanos de seda, en la actualidad se cultiva también como forraje para animales de granja, mejorando el crecimiento y producción de estos. Por otro lado, este uso como forraje convierte a la morera en un excelente fijador de CO2 atmosférico, mucho más que cualquier bosque maduro de una extensión similar.
Especies
Se han descrito alrededor de una treintena de especies del género Morus, y resultado de la hibridación y selección, actualmente existen centenares de variedades o cultivares.
De entre todas ellas, las especies más populares son estas que siguen.
Morus alba
Morera blanca, de origen asiático, frutos de color blanco-rosado y de escaso sabor.
Se suele cultivar principalmente como alimento para el gusano de la seda, o como árbol de sombra en parques y jardines.
En realidad, tiene poco interés para un cultivo familiar, puesto que las otras especies de morera, además de servir también de alimento al gusano de la seda y ofrecer sombra, proporcionan fruta de calidad.
Aquí se puede conseguir la morera blanca online y con envío a domicilio.
Morus nigra
Morera negra, originaria de Asia, con frutos de color negro púrpura, muy aromáticos y sabrosos.
Se trata de la especie de morera más popular cuando lo que se persigue es la producción de frutos.
En la imagen adjunta puede apreciarse el característico color negro de estas moras, que a diferencia de las de zarza o zarzamora, tienen una forma más alargada.
AL igual que la blanca, la morera negra también se vende por internet desde esta página, entre otras.
Morus rubra
Morera roja, nativa del extremo oriental de Norteamérica (sureste de Canada y este de E.E.U.U.), con frutos de color rojizo que al madurar cambian a púrpura oscuro.
Requerimientos
La morera es un árbol de clima templado y húmedo, pero puede vivir también en otros climas.
Se trata de un árbol que se adapta fácilmente a multitud de condiciones, tanto a zonas frías como templadas o cálidas, a zonas bajas y hasta unos 4000 metros de altitud sobre el nivel del mar.
A temperaturas de entre 20 y 25ºC, su desarrollo es óptimo, pero puede crecer sin problemas a partir de unos 12ºC y hasta cerca de los 40.
Prefiere crecer a pleno sol, pero tolera también la semi-sombra.
En cuanto a los suelos, se desarrolla mejor en los de pH de algo ácido a neutro, profundos y bien estructurados, pero se adapta a casi cualquier suelo que sea capaz de proporcionar la humedad y nutrientes que requiere, y siempre y cuando no permanezca mucho tiempo anegado o demasiado seco.
Plantación
Aunque es posible adquirir semillas de morera y germinarlas para producir jóvenes plantas, que luego se pueden pasar al huerto o jardín, en realidad esto no suele hacerse. Es un proceso largo y tedioso, que además no garantiza la calidad de la planta resultante.
Plantel de vivero
Lo más fácil para iniciar el cultivo de este árbol es comprar en un vivero o centro de jardinería, una planta joven, lista para trasplantar al terreno.
Esta es la única opción, sin tener en cuenta la siembra, cuando no se dispone de ninguna otra morera cerca.
Por estaquillado
Si ya se tiene acceso a otro árbol adulto de mora, entonces se pueden cortar algunas estacas ―trozos de rama―, y plantarlas directamente en el suelo, o bien en macetas si las condiciones lo requieren.
Lo ideal es cortar ramas de madera lignificada (endurecida), de alrededor de 1 cm de grosor y unos 40 de longitud, que tengan al menos 4 ó 5 yemas.
El acodo es otro buen método de propagación vegetativa en el caso de la morera, aunque dada la facilidad de enraizamiento de las estacas, no resulta práctico.
Sea como sea el método de obtención de las moreras, llegado el momento del trasplante, hay que tener preparado el terreno con anterioridad, eliminando la vegetación de la zona, aireando el suelo e incorporando los abonos, preferiblemente orgánicos.
En climas secos, conviene realizar el trasplante justo antes de la época de lluvias, de manera que el suelo pueda mantenerse húmedo sin necesidad de riego.
Cuidados
Dependiendo del uso que se le de a la morera, los cuidados deberán se más o menos intensos.
Fertilización
Sobre todo al inicio del cultivo, cuando las raíces de la planta aún no han podido extenderse mucho por el terreno.
El abonado del suelo para dotarlo de una buena fertilidad favorece mucho el crecimiento de la morera y su producción de hojas y frutos.
Control de malas hierbas
Muy importante mientras las plantas son jóvenes. Al igual que acabamos de explicar con la fertilización, la vegetación espontánea puede ejercer una fuerte competencia por los nutrientes y el agua, frente a la escasa potencia del sistema radicular de la morera joven.
Mantener el suelo sin vegetación, al menos debajo de la copa del árbol, le será muy beneficioso.
Riego
Dependerá mucho de la humedad natural del suelo o de las precipitaciones del lugar.
En suelos frescos y húmedos, es muy posible que solo sea necesario regar la morera tras el trasplante y hasta que logre arraigar bien. Luego no sería necesario.
Sin embargo, en suelos con tendencia a la aridez o poco profundos, el aporte de agua tiene que ser frecuente, idealmente mediante un sistema de goteo.
Poda
La morera puede podarse con mucha frecuencia e intensidad o no podarse nunca, dependiendo de lo que se quiera lograr del árbol.
En aquellos casos en los que la morera se cultiva para producir forraje (gusano de seda, alimento para ganado), las podas son muy frecuentes y bastante severas, lo que favorece un rebrote continuo de la planta y una mayor producción de hojas.
Sin embargo, si lo que se persigue es la producción de sombra, de frutos, o de ambos, la poda ha de ser más contenida.
Cómo y cuándo podar la morera
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Leer másPlagas y enfermedades
En condiciones de elevada humedad ambiental, las hojas pueden cubrirse de residuo de color negro, que en realidad es un hongo saprófito conocido como fumagina o negrilla, muy habitual en otras plantas (cítricos, ornamentales, etc) Se limpia fácilmente con agua jabonosa.
Algunos insectos y microorganismos pueden atacar de forma esporádica la morera, pero en general, que se dé una u otra plaga dependerá de la incidencia que tenga en el lugar.
Soy ambientólogo, especialista en Gestión de la Calidad y del Medio Ambiente, autodidacta y embarcado desde hace casi dos décadas en el mundo web, amante de la naturaleza y de la vida saludable. Tengo un gran huerto familiar ecológico.