Cuidados del romero
El romero es una planta muy rústica. Una vez se ha asentado definitivamente en el terreno, no requiere demasiados cuidados, siempre y cuando obtenga lo que necesita y no sufra excesos.
Hay que tener en cuenta que esta planta vive de forma silvestre en muchas zonas de clima mediterráneo, e incluso continental, con inviernos fríos y veranos muy secos y calurosos.
Entonces, ¿no necesita cuidados? Por supuesto que sí, aunque menos que otras plantas.
Aplicando los consejos que veremos a continuación, el arbusto se desarrollará mucho mejor, tendrá un aspecto más estético y se podrá cosechar con frecuencia sin ningún problema.
Empezamos por una de las cosas más importantes, la luz.
Sol y calor, lo ideal
Hay que situarlo a pleno sol, aunque también puede crecer en semisombra, pero no es lo ideal.
¿Se puede mantener en interior? En un lugar muy luminoso sí, sobre todo cuando recibe sol directo durante parte del día. Una ventana soleada es un buen sitio.
Aunque resiste temperaturas bastante bajas, en lugares con inviernos muy fríos, es mejor ponerlo al abrigo de un muro que lo proteja de los vientos predominantes, pero que al mismo tiempo no le haga sombra.
Se le puede encontrar de forma natural en climas secos y calurosos, pero también crece sin complicaciones en los frescos y húmedos, siempre que se encuentre en una zona luminosa y no encharcada.
Suelo suelto
Se adapta a una amplia gama de suelos aunque los prefiere ligeros y bien drenados, alcalinos, pero también puede crecer en los algo ácidos y neutros.
Para esta planta, el aspecto más importante del suelo es el drenaje, es decir, la capacidad del suelo o sustrato para evacuar el agua sobrante.
El romero no tolera los suelos encharcados o poco aireados.
No requiere que sean muy fértiles, de hecho puede desarrollarse perfectamente en eriales abandonados, bordes y otras zonas que no se suelen abonar.
Agua
Necesita poca agua. Solo en regiones muy áridas es necesario regarlo regularmente, dejando que se seque el suelo entre riegos.
Durante la época de crecimiento ―en primavera― es cuando más agua necesita. También si hace poco que se trasplantó al terreno, ya que sus raíces apenas habrán tenido tiempo de profundizar en busca de la humedad.
Si está plantado en el suelo, es preferible no regarlo nada a hacerlo en exceso. Como acabamos de decir, es muy sensible al exceso de humedad en el suelo, especialmente si se mantiene en el tiempo.
La causa más frecuente de muerte del romero, es el exceso de riego o un suelo/sustrato inadecuado que no permite la aireación y la evacuación del exceso de agua.
Poda
Tras la floración, una vez pasado el riesgo de heladas, conviene podar un poco la planta para limitar su crecimiento, eliminar partes muertas y darle forma.
Las podas frecuentes favorecen que las ramas se bifurquen y la copa de la planta se vuelva más tupida y estética.
Las hojas y tallos jóvenes cortados, pueden aprovecharse para hacer aceite de romero o alcohol de romero, como condimento en la cocina, para tomar en infusión, etc. Su uso culinario y medicinal es muy antiguo.
Fertilización
No suele ser necesaria, salvo que el suelo o el sustrato no sean capaces de proporcionar todos los nutrientes que necesita.
En ese caso, aplicando un fertilizante de liberación lenta en primavera, o un abono orgánico muy maduro en otoño, crecerá más rápido y con mayor vigor.
Hay que tener cuidado de no abonar en exceso porque puede ser muy perjudicial para el romero.
Tampoco tolera nada bien los abonos agresivos, como estiércoles sin madurar, purines frescos, etc.
En suelos ácidos, es beneficioso aportar un poco de ceniza de madera alrededor de la planta.
Además de aportar algunos nutrientes importantes, la ceniza rebaja la acidez, volviendo el suelo más alcalino, justo lo que le gusta al romero. Esto hará que florezca más abundantemente, ya que en suelos ácidos apenas lo hace.
Plagas y enfermedades
Salvo raras excepciones, no suele verse afectado ni por unas ni por otras. Por ello, no suele requerir de tratamientos químicos.
Acolchado
Si se realiza un acolchado orgánico alrededor del romero, por ejemplo con corteza de pino o paja seca, se logrará mantener las malas hierbas a raya, evitando que le roben los nutrientes, y ahorrando trabajos de mantenimiento.
También se puede emplear alguno inorgánico, como grava, arena, piedras, malla geotextil, etc.
Soy ambientólogo, especialista en Gestión de la Calidad y del Medio Ambiente, autodidacta y embarcado desde hace casi dos décadas en el mundo web, amante de la naturaleza y de la vida saludable. Tengo un gran huerto familiar ecológico.