5 métodos para eliminar los topos del huerto o jardín

Todas las primaveras, cuando el tiempo comienza a ser más cálido, ocurre un fenómeno muy desagradable para jardineros y agricultores: el campo se llena de toperas, pequeños montículos de tierra que aparecen de repente sobre la superficie del suelo.

Primero suele aparecer una sola, más tarde otra, y en unos días puede haber decenas de ellas en todo el huerto o jardín, dependiendo de su tamaño y de lo atractivo que sea para estos animales que van en busca de gusanos y otros insectos subterráneos.

En los jardines esto suele ser un gran problema por el daño estético que ocasionan, y porque dificultan el trabajo de cortar el césped. Obligan a recoger la tierra cada vez que aparece una nueva topera, y por si no fuera poco, el animal se empeña en volver a sacar tierra en el mismo lugar que se ha limpiado.

En cambio, en los huertos, pueden arrancar, mover o sepultar pequeñas hortalizas o incluso siembras que aún no han germinado. A veces una planta se seca sin motivo aparente, y al tirar de ella se descubre que su raíz estaba literalmente al aire dentro de la galería de uno de estos topos o topillos.

Por todo ello, acabar con el problema es una gran necesidad, así que a continuación se hablará de diferentes métodos para lograrlo, sin necesidad de utilizar venenos que puedan contaminar la tierra o afectar a otros animales.

Ahuyentador casero de molinete

A coste cero y dando una segunda vida a un residuo: las botellas PET de refrescos, agua, aceite, etc. Las más adecuadas son las de refrescos o zumos, porque son las más resistentes, pero también algunas de leche funcionan bien. Cuanto más rígido sea el material mejor.

Este dispositivo es muy fácil de fabricar pero tiene un inconveniente: requiere que haga algo de viento en la zona, de lo contrario no servirá de nada.

El funcionamiento es sencillo: al girar la botella sobre un hierro clavado en el suelo, se producen vibraciones que (en teoría) espantan a los topos y a otros roedores, haciéndoles creer que algo está excavando en el suelo y que va a por ellos.

Nosotros los instalamos año tras año pero no estamos seguros de si realmente funcionan o de si solo nos ofrecen un consuelo. Parece que al principio sí ahuyentan a los topos, pero con el tiempo se acostumbran y vuelven. Además, que dependan del viento también es un problema, porque por las noches la brisa se suele detener, y además es cuando más activos están estos animales.

Materiales

Para construirlo se necesita:

✦ Una botella de refresco de 1.5 ó 2 litros

✦ Una tijera o navaja bien afilada

✦ Cinta aislante

✦ Una varilla de metal, plástico, fibra de vidrio o madera, bastante más delgada que el tapón de la botella.

Fabricación

Resumiendo: solo hay que cortar unas solapas equidistantes a lo largo de la botella (cuantas más mejor) y enderezarlas para que recojan el viento, como si fueran las aspas de un molino, pero veamos cómo hacerlo paso a paso.

1 Sin quitar el tapón, se marcan las líneas de unos 10 cm a lo largo de la botella, equidistantes entre ellas, y separadas al menos 2 cm.

2 A continuación se pega sobre líneas alternas un trozo de cinta aislante de la misma longitud que la línea.

3 Ahora se dibujan dos líneas perpendiculares a la primera, una en cada extremo de esta, de unos 2 cm.

Después se unen los extremos de esas dos líneas con otra paralela a la primera.

4 Ahora solo hay que recortar por las líneas que no están tapadas con la cinta, de manera que se forme una solapa rectangular. En las dos líneas más pequeñas, hay que cortar hasta el centro de la cinta aislante, es decir, hasta la zona dónde estaba la línea.

5 Una vez se recorten las tres solapas, solo queda doblarlas hacia afuera justo por la línea que se encuentra debajo de la cinta. Entonces la botella se habrá convertido en una hélice.

6 Por último, hay que retirar el tapón de la botella e introducir la varilla por la boca de esta. Se clava la varilla en el suelo y listo.

Cuando haga viento, este mueve las aspas y hace girar la botella, que al rozar contra la varilla, emite vibraciones que bajan por esta y se propagan por la tierra.

Trampas de tubo

Son uno de las pocas trampas para capturar vivos los topos que recorren las galerías de una zona del jardín o huerto, pero no impide que otros lleguen al lugar.

Se trata de trozos de tubo de plástico de unos 20 cm de largo y 4 cm de diámetro, que se tapan por un extremo dejando un pequeño agujero, y en el otro extremo se coloca una trampilla o puerta que deja pasar al topo pero no regresar.

Algunos modelos, como el de la imagen, tienen una trampilla a cada lado, pudiendo colocar la trampa en cualquier punto de la galería. Las de una sola trampilla deben ponerse al final del túnel.

Trampas de cepo

Existen en el mercado otras trampas que matan al topo, siendo generalmente atrapado entre dos piezas metálicas que se cierran con fuerza a su paso.

En cuanto a modelos, los hay muy diferentes, pero el que se muestra en la imagen adjunta es uno de los más eficaces, según informan los usuarios que lo han comprado y utilizado.

Este mismo modelo se puede comprar online e incluye dos trampas.

Inundación de galerías

Este método es tan sencillo como eficaz, pero solo recomendable cuando se dispone de una fuente abundante y barata de agua.

En suelos muy porosos no se debe utilizar esta técnica. El agua se infiltrará rápidamente sin anegar las galerías en absoluto.

Consiste en colocar el extremo de una manguera al final de una de las galerías utilizadas por los topos ―mejor la más elevada del terreno―, y dejar que vierta dentro un buen caudal de agua, suficiente para llenar los túneles y ahuyentar a los topos.

Es muy posible que huyan incluso al escuchar el sonido del agua fluyendo por sus galerías, no siendo necesario inundarlas por completo.

Con mucha frecuencia, los topos salen a la superficie huyendo de la inundación, por lo que pueden ser capturados y llevados lejos.