Tipos de siembra

Existen dos tipos principales de siembra según la tolerancia de las plantas al trasplante y la adecuación de su ciclo al clima local: la siembra de asiento y la siembra protegida en semillero.

A continuación te explicamos cada tipo de siembra, verás que es muy sencillo de entender.

Siembra de asiento

Este tipo de siembra se reserva para aquellas plantas cuyo ciclo se ajusta bien a la climatología del lugar y, por tanto, pueden ser sembradas directamente en el exterior.

También se siembran directamente, en el lugar en el que crecerán, aquellas plantas que no toleran bien el trasplante. Suelen ser cultivos de raíz como la zanahoria, remolacha, patata, y otros con las raíces delicadas y hojas de gran tamaño, como calabaza, calabacín, pepino, sandía, melón, judía...

La siembra de asiento se suele confundir con la siembra directa, pero en realidad no son lo mismo.

☛ Aquí podrás ver qué es la siembra directa y en qué se diferencia de la de asiento. Míralo, es muy interesante!

Dentro de este grupo, el de la siembra de asiento, se distinguen tres subtipos, en función de la distribución que se le quiere dar al cultivo y del tamaño de la semilla.

Siembra a chorrillo

Consiste en depositar las semillas en línea, unas detrás de otras, respetando una cierta separación entre líneas y entre semillas, según el cultivo de que se trate.

Muchas sembradoras mecánicas hacen esto mismo pero a través de un mecanismo que deja caer de forma constante las semillas en el surco, a medida que la máquina pasa por el terreno.

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Siembra a golpes

- Como su nombre indica, se van practicando golpes de azada o azadilla a una distancia determinada por el marco de plantación de cada hortaliza.

- En cada uno de esos golpes (agujeros) se deposita una o varias semillas, según el porcentaje de germinación de las mismas y el número de plantas que se quieran dejar en cada hoyo.

- Por último se tapa de nuevo el hoyo con tierra y se avanza al siguiente.

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Siembra a voleo

- Consiste en esparcir las semillas al azar sobre la tierra, de forma que cubran toda la superficie por igual.

- Se suele utilizar para semillas de pequeño tamaño que no necesitan ser tapadas por la tierra o solo muy superficialmente.

- Cuando se trata de semillas de color oscuro, se pueden mezclar primero con un poco de arena blanca, de forma que veamos mejor por dónde hemos sembrado y por donde no.

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Siembra en semilleros o almácigos

Y además de la de asiento, este es el otro gran tipo de siembra. Se emplea para cultivos de desarrollo lento que no resisten bien la climatología reinante durante la época en la que deben sembrarse, que germinarían con mucha dificulta en el exterior o que se desarrollarían muy lentamente.

Esta modalidad de siembra consiste en depositar las semillas en un semillero o almácigo ―un recipiente con sustrato o una porción del suelo―, que luego suele mantenerse en un ambiente protegido —invernadero, cama caliente, interior de la vivienda, etc— para que las semillas puedan germinar más rápido y mejor, y que las jóvenes plantas se desarrollen adecuadamente, hasta que llegue el momento del trasplante al exterior.

Como acabamos de mencionar, los semilleros pueden hacerse en recipientes —es lo más común y lo más práctico— o bien en el suelo. En ambos casos, las semillas se pueden distribuir de forma regular o a voleo. Si el recipiente tiene alvéolos o compartimentos, se depositan 3 o 4 semillas por alvéolo. Si no está compartimentado, puede hacerse una siembra a voleo —reparto uniforme por toda la superficie—, formando líneas o en hoyos equidistantes. Esta última opción es la más práctica ya que las plantas podrán crecer en igualdad de condiciones, serán más vigorosas y sanas, y tenderán a ahilarse menos.

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En semilleros compartimentados, se pueden sembrar hortalizas que toleran mal el trasplante a raíz desnuda, ya que permiten extraer el cepellón completo, sin que las raíces sufran lo más mínimo.