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Puerro

Cómo plantar puerros

Épocas adecuadas, elección y preparación del terreno, marco y técnicas de plantación, cuidados necesarios: escarda, riego, aporcado
Publicado: (última modificación 27 Nov 2018) Por Foto del autor Sígueme

El puerro, o ajo puerro, es una hortaliza de fácil cultivo, ya que no requiere cuidados complejos y las plagas y enfermedades no suelen ser un problema, al menos a la escala de un pequeño huerto familiar.

Puerro natural

Incluso personas que se están iniciando en el mundo de la horticultura, no encontrarán dificultad alguna para plantar puerros con éxito, siempre y cuando se tenga en cuenta lo explicado a continuación.

Algunas de las cosas a saber son: la fecha de trasplante, la rotación del cultivos y la preparación del terreno, entre otras.

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Elección y preparación del terreno

La elección del lugar que ocuparán los puerros es de suma importancia. Hay que evitar plantarlos donde se ha cultivado anteriormente puerros u otras plantas de la misma familia, como la cebolla, el ajo o la chalota y tampoco tras el cultivo de coles o leguminosas (judía, guisante, haba, etc)

Por otro lado, conviene esperar al menos 3 años antes de repetir el cultivo de puerros en una misma zona. Teniendo en cuenta esto, todo lo demás será mucho más fácil y, sin apenas esfuerzo, la cosecha puede ser de bastante buena calidad.


Preparación del terreno

Para que esta hortaliza se desarrolle adecuadamente, el suelo no debe ser pedregoso, ni duro, ni poco profundo y tampoco debe encharcarse con facilidad.

El terreno se debe trabajar en profundidad para dejarlo suelto y mullido.

Si se dispone de bancales en los que no se ha pisado en mucho tiempo, y siempre que la estructura permanezca esponjosa, se pueden plantar directamente, sin preparación alguna.

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✔ Estos consejos son válidos para el caso del puerro pero también para casi cualquier otra hortaliza...

Si el terreno es propenso al encharcamiento, se pueden realizar caballones (surcos elevados) y plantar los puerros en lo alto de los mismos, enterrándolos hasta la bifurcación de las hojas.

Si no existe tal riesgo, es mejor plantarlos en el suelo plano, porque luego será más fácil realizar los sucesivos apocardos, necesarios para lograr el alargamiento y blanqueamiento de la zona comestible del puerro.

En cuanto al abonado, si se realizó para el cultivo precedente no es necesario repetirlo. Si no se hizo, entonces el mejor momento es en otoño con un abono orgánico maduro. El puerro no tolera nada bien los abonos orgánicos poco descompuestos, por eso conviene hacer esta labor con la antelación suficiente.

Es muy interesante añadir uno o dos puñados de ceniza de madera por metro cuadrado, siempre que el suelo no sea alcalino, y mezclarla bien con la tierra.

Luego, una vez plantados los puerros, también es buena idea esparcir un poco de compost maduro sobre la superficie del suelo, especialmente en el momento de realizar los aporcados. Esto aportará un extra de fertilización, pero además mejorará las propiedades del suelo, mejorando la retención de agua y la aireación.


Plantación o trasplante

Es muy similar al trasplante de cualquier otra planta, ya sea a raíz desnuda o con cepellón.

Se marca el lugar donde se va a poner, se toma la planta, se hace un pequeño hoyo, se introduce la planta hasta la bifurcación de las hojas. Luego se tapa el hoyo acercando y apretando la tierra a su alrededor.

Si se van a plantar muchos, es mejor hacer un surco con la azada y luego colocarlos a lo largo de este. Seguidamente, se hace otro surco paralelo al anterior, de manera que la tierra caiga encima de los puerros y los tape. Esta es una técnica muy utilizada y muy práctica, pero hay que realizarla con cuidado para no sepultar o dejar descubiertas las plantas.

En caso de que se planten a golpes (en hoyos), entonces es bueno dejar la tierra un poco hundida alrededor de las plantas, dejando una pequeña depresión. Esto es muy útil a la hora de regar, evitando que el agua se escape por el terreno.

Con tiempo y tierra húmedos no es necesario realizar un primer riego aunque sí beneficioso.

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Marco de plantación

El puerro se planta en líneas, separadas unos 50 centímetros. Entre plantas de la misma hilera, conviene dejar 15 cm de espacio. Esto sería un marco de 50x15, ideal para facilitar las labores, aunque se desaprovecha algo de espacio.

Para cultivar en la huerta familiar, puede ser más apropiado plantar los puerros a menor distancia, en concreto a 20x20 cm. Esta separación es ideal cuando se plantan en bancales o parcelas estrechas en las que no es necesario entrar para realizar los trabajos propios del cultivo, especialmente la escarda y el aporcado.


Tumbados o de pié

Los puerros se pueden plantar de dos formas principales: en vertical (de pie) y tumbados o inclinados

Lo habitual es hacerlo como cualquier otra planta, es decir, verticalmente, pero tampoco pasa nada por que estén algo inclinados. Esto último facilita el aporcado pero dificulta las escardas y moverse entre los surcos.

Para plantar los puerros tumbados, hay que hacer un surco profundo y colocar los puerros en él, de forma que queden acostados hacia uno de los lados (todos hacia el mismo). Luego se cubren de tierra hasta el punto en el que comienzan a bifurcarse las hojas.

Como ya se dijo, quizás las dos únicas ventajas de tumbarlos son que el aporcado y la recolección son más sencillos, puesto que no se encuentran tan enterrados como si se plantan en vertical.

Por todo lo demás, es mejor plantarlos de pié, y por eso es la forma más popular de hacerlo, tanto a nivel doméstico como en plantaciones comerciales.


Cuidados

Como ya dijimos, no necesita cuidados especiales.

Se pueden destacar tres: las escardas, el riego y el blanqueado.


Escardas

Son necesarias para retirar las plantas adventicias que nacen de forma espontánea entre los puerros y que compiten con ellos.

También contribuyen a mullir el terreno permitiendo que penetre mejor el aire y el agua.

Una vez que los puerros ya tienen cierto tamaño se puede acolchar el suelo. Esto permite ahorrar mucho trabajo y bastante agua.

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Riego

La clave está en mantener la humedad constante, especialmente cuando se trasplantan y una vez que alcanzan la madurez y están listos para cosechar.

Los cambios de humedad pueden hacer que se agrieten y se deformen.


Blanqueado mediante aporcado

Como se mencionó más arriba en este artículo, y aunque no es obligatorio, conviene favorecer que la parte blanca del puerro sea lo más larga posible, puesto que es la parte aprovechable del puerro.

El blanqueado se consigue mediante la técnica del aporcado, es decir, arrimando la tierra hacia el tallo a medida que la planta crece, de manera que vaya quedando siempre cubierto. También se puede hacer envolviéndolo con un papel, pero esto es menos práctico y menos beneficioso para las plantas.

En ambos casos lo que ocurre es que al no recibir la luz del sol, el color verde del tallo pasa a blanco, volviéndose más tierno y de sabor más suave.

Autor José A. Amigo

Soy ambientólogo, especialista en Gestión de la Calidad y del Medio Ambiente, autodidacta y embarcado desde hace casi dos décadas en el mundo web, amante de la naturaleza y de la vida saludable. Tengo un gran huerto familiar ecológico.