Cómo conservar las calabazas
Las calabazas son un cultivo muy popular y fácil de cultivar en el huerto. Son originarias de América Central y del Sur, y existen muchas variedades diferentes, desde las pequeñas y dulces hasta las grandes y gruesas.
Son una excelente fuente de nutrientes, incluyendo fibra, potasio, vitamina A y antioxidantes, y pueden ser utilizadas en una gran variedad de platos, desde sopas y guisos hasta pasteles y panes.
Sin embargo, para poder disfrutar de las calabazas frescas durante todo el año, es importante saber cómo conservarlas adecuadamente, sin necesidad de congelarlas.
Las calabazas pueden conservarse frescas y en buen estado hasta 6 meses, siempre y cuando se hayan cosechado y almacenado correctamente, como se explicará más adelante.
A continuación se darán algunos consejos y técnicas para asegurarse de que se mantengan frescas y saludables por mucho tiempo, para poder disfrutarlas a lo largo de todo el otoño e invierno, e incluso en primavera.
Cosechar en el momento adecuado
La recolección de las calabazas es un proceso crítico para garantizar su buena conservación durante mucho tiempo.
Para asegurarse de que se conserven adecuadamente, es importante cosecharlas en el momento adecuado. Las calabazas maduras tendrán una piel dura y un color uniforme, y su sonido será "sordo" cuando se golpean con los dedos. Si las calabazas aún están inmaduras, pueden ser más propensas a pudrirse o a no madurar adecuadamente una vez almacenadas.
Es importante recogerlas justo cuando termine su maduración para que no pasen tiempo de más en contacto con el suelo, especialmente si se esperan muchos días de lluvia. En contacto con la tierra mojada, es más probable que la piel de algunas de ellas se empiece a deteriorar, y eso es una mala noticia para su posterior conservación.
Siempre es recomendable cosechar y almacenar las calabazas antes de que llegue la primera helada del otoño, ya que las temperaturas frías pueden afectar su sabor y calidad.
Limpiar y secar las calabazas
Antes de almacenar las calabazas, es importante limpiarlas adecuadamente para asegurarse de que estén libres de suciedad.
Hay que lavar suavemente las calabazas con agua y un cepillo suave para eliminar cualquier resto de tierra que puedan haber acumulado durante el cultivo.
Una vez que se hayan lavado, hay que dejarlas secar al aire al menos durante varias horas antes de almacenarlas. Esto ayuda a prevenir el crecimiento de moho y bacterias que pueden provocar que las calabazas se pudran antes de tiempo. Para ello, se colocan las calabazas en un lugar fresco y seco para que se sequen, preferiblemente en una rejilla o en una superficie que permita la circulación de aire.
Curado
Otro factor a tener en cuenta es que las calabazas se pueden almacenar durante más tiempo si se han curado correctamente después de la cosecha.
El curado es un proceso en el que las calabazas se dejan al aire libre durante una o dos semanas para que la piel se endurezca y se forme una capa protectora sobre la superficie.
Durante este tiempo, cualquier herida menor en la piel se curará, reduciendo la probabilidad de que las calabazas se pudran durante el almacenamiento.
En otoño, al pasar por pueblos en los que la gente cultiva calabazas, es muy frecuente verlas a la intemperie sobre muros, en balcones o patios. Las están curando antes de guardarlas.
Almacenar las calabazas en un lugar fresco y seco
Una vez que estén limpias y secas, es importante almacenarlas en un lugar fresco y seco para que se mantengan frescas durante el mayor tiempo posible.
Las calabazas deben almacenarse en un lugar que esté entre 10 y 15 grados Celsius, con una humedad relativa del 50-75%. Las bodegas, sótanos y garajes son opciones ideales para almacenarlas, siempre que estén secas y no haya humedad en el ambiente.
No apilarlas
A diferencia de otros vegetales, las calabazas no deben ser apiladas unas encima de otras en su almacenaje.
Aunque parecen muy duras al tacto, apilarlas puede causar que poco a poco se vayan aplastando y acaben dañándose. Y si la piel se deteriora, lo más probable es que terminen pudriéndose antes de tiempo. En su lugar, coloca las calabazas algo separadas unas de otras, y preferiblemente alejadas del suelo, por ejemplo sobre una tabla, un palet, etc.
Mantenimiento
A medida que las calabazas se van almacenando, es importante revisarlas periódicamente para detectar cualquier signo de pudrición o daño. Las calabazas que estén empezando a pudrirse deben ser retiradas inmediatamente, ya que pueden contagiar a las calabazas que están cerca y propagar la pudrición.
Soy ambientólogo, especialista en Gestión de la Calidad y del Medio Ambiente, autodidacta y embarcado desde hace casi dos décadas en el mundo web, amante de la naturaleza y de la vida saludable. Tengo un gran huerto familiar ecológico.