Injerto de hendidura simple
En que consiste
En insertar una sola púa, preparada en forma de cuña, dentro de una hendidura realizada en el tronco o rama no muy gruesos ―menos de 1 cm de diámetro― del patrón o portainjertos.
Es uno de los injertos más sencillos de ejecutar, sino el que más, y no por ello dejar de ser exitoso.
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Requisitos
La época
La época ha de ser adecuada para que los tejidos de injerto y portainjertos puedan unirse y cicatrizar lo más rápido posible.
El injerto de hendidura simple es muy efectivo en árboles de hoja caduca, realizado justo cuando estos están comenzando a salir del periodo de reposo invernal, por tanto, aún no tendrán hojas, pero sí habrá comenzado el movimiento de savia.
Esto se dará en diferentes fechas en cada lugar, así que solo con la experiencia se puede acertar. No obstante, se puede fijar uno en el engrosamiento de las yemas al salir de la invernada.
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Las púas
Aunque no es imprescindible, suele mejorar el porcentaje de éxito de este tipo de injertos cuando se cortan las púas en invierno (con el árbol en reposo) y se mantienen hasta el momento del injerto (comienzos de primavera) en un lugar fresco y húmedo, por ejemplo dentro de una bolsa de plástico guardada en el frigorífico, o en un hoyo al pie de un muro sombrío.
Han de ser de madera joven, crecida durante la primavera del año anterior. Este tipo de púas es fácil de identificar, puesto que se encuentran en los extremos de la copa, son alargadas, delgadas, tiernas y carecen de bifurcaciones o ramificaciones.
Un error muy común que cometen algunas personas que no han comprendido los fundamentos del injerto, consiste en recolectar púas más viejas, ya poseedoras de yemas de flor, con bifurcaciones, estructuras fructíferas como los espolones, dardos, etc. Esto no se debe hacer nunca, a menos que se desee precisamente injertar yemas de flor en un árbol ya adulto que no posee.
Herramientas
Las mismas que para cualquier injerto de púa. Tijeras de podar, cinta y navaja ―preferiblemente específica para injertos― bien afilada.
Todas estas herramientas han de estar limpias, y muy importante, bien desinfectadas, ya sea con alcohol, agua con lejía y otro desinfectante eficaz.
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Ejecución
Se puede resumir en estos tres únicos pasos, suponiendo ya que se dispone de las púas, del patrón o portainjertos ―el arbolito a injertar― y las herramientas adecuadas.
➊ Cortar y hendir el patrón
Esta modalidad de injerto necesita de un corte transversal en una rama o, normalmente, tallo delgado (1 cm o menos)
Se corta el tallo con la tijera a la altura deseada, intentando que quede una superficie plana, sin astillas ni imperfecciones.
Con el filo de la navaja posado diametralmente ―en el centro― sobre el corte plano del tallo, se hace presión hacia abajo hasta que esta se introduzca en la madera y la divida en dos mitades más o menos iguales, y en una profundidad de unos 3 cm (largo del corte).
➋ Preparar la púa
Se toma una púa, se cortan unos 3 cm por su extremo más grueso y se desechan. Esto es para que en la zona a injertar los tejidos estén frescos.
Ahora se va haciendo un bisel con la navaja ―afilando la púa en forma de cuña―, por ambos lados del extremo de la púa, pero tratando que quede más corteza en un lateral de la cuña que en el otro.
El lado sin apenas corteza o ninguna, irá hacia dentro del tronco, y el otro será el que quede hacia el exterior, coincidiendo corteza con corteza.
➌ Insertar la púa y atar
Como ya se adelantó en el paso anterior, la púa tiene que introducirse dentro de la hendidura. Esto es más sencillo de lo que parece.
Primero se mete la punta de la navaja en un lateral de la hendidura, y apalancando ligeramente con la hoja de esta, el corte se abrirá lo justo para permitir la entrada de la parte biselada de la púa.
Ya se ha dicho que la corteza de la púa ha de quedar hacia el exterior, y la otra parte hacia el interior.
Además, hay que procurar que se produzca contacto entre los cambium, y para ello existe al menos un truco. Este que sigue.
Para asegurar el contacto cambium púa-cambium patrón, hay que girar ligeramente la púa, de manera que su extremo sobresalga un poco por el lateral de la hendidura y en la parte alta de esta ocurra lo contrario.
Una vez que está bien colocada la púa, se retira la navaja, y se comienza a atar la zona con cinta para injertos, de abajo hacia arriba ―comenzando un poco más abajo de donde termina la hendidura―, y apretando con firmeza pero tampoco en exceso.
No es necesario encintar también la púa, terminando justo donde acaba el patrón. Esa zona final se tiene que sellar con pasta cicatrizante, cera de abejas o similar, de manera que no pueda entrar agua por el corte.
Soy ambientólogo, especialista en Gestión de la Calidad y del Medio Ambiente, autodidacta y embarcado desde hace casi dos décadas en el mundo web, amante de la naturaleza y de la vida saludable. Tengo un gran huerto familiar ecológico.