Qué es el injerto, por qué y cuándo se realiza
El injerto es una de las técnicas de reproducción asexual de plantas leñosas más utilizadas en el mundo.
Consiste en incrustar una porción de la planta adulta, cuyas características interesa reproducir, en el tronco de una planta más joven (o no tan joven) que suele proceder de una semilla y, por tanto, de una reproducción sexual que no garantiza unas características concretas y conocidas de antemano.
Con el injerto, se clona una planta utilizando como base el tronco de otra diferente, que es el patrón o portainjerto y, por lo tanto, si el injerto arraiga, se convertirá en un único individuo formado por dos plantas genéticamente diferentes.
La tendencia actual consiste en producir patrones (árboles bravíos o francos) que se desarrollen muy bien en el suelo y que resistan mejor las enfermedades o carencias que en éste se pueden dar, e injertarlos con variedades más productivas, con fruta de mejor sabor y tamaño, sin pepitas, más precoces, con mayor valor ornamental, etc.
Las plantas injertadas suelen entrar mucho antes en producción debido a que el material procede de un ejemplar adulto que ya estaba maduro para dar fruta.
Pero la técnica del injerto, como tal, también se puede utilizar para, por ejemplo, recuperar la corteza dañada, para ampliar o sustituir un sistema radicular enfermo o agotado, para hacer crecer ramas en una parte del tronco desprovista de ellas, para renovar la copa, para posibilitar la fecundación en plantas dioicas (si no se tiene un pié macho se puede injertar una rama en el pié hembra).
Origen del injerto
El injerto de árboles es una técnica ancestral que se ha practicado en diversas culturas a lo largo de la historia. Sus orígenes pueden rastrearse hasta la antigua China y Mesopotamia, donde se documentan algunas de las primeras referencias a la práctica de injertar plantas.
China es considerada uno de los lugares donde se comenzó a utilizar el injerto de manera sistemática y se desarrollaron diferentes técnicas. Los agricultores chinos experimentaron con el injerto en árboles frutales, como los cítricos, para mejorar la calidad y cantidad de las cosechas. Estos conocimientos se transmitieron a través de las rutas comerciales y llegaron a otras regiones, como el Medio Oriente y el Mediterráneo.
En Mesopotamia y la región del Mediterráneo, también se practicaba el injerto en la antigüedad. Los griegos y los romanos estaban familiarizados con esta técnica y la utilizaban para propagar y mejorar variedades frutales, como la vid y el olivo.
El injerto de árboles se fue perfeccionando a lo largo de los siglos y se difundió por diferentes partes del mundo a medida que las civilizaciones intercambiaban conocimientos agrícolas. En la Edad Media, en Europa, se continuó con la práctica del injerto, y se comenzaron a desarrollar diferentes técnicas y variedades de frutales.
En la actualidad, el injerto de árboles se ha convertido en una práctica común en la horticultura y la silvicultura, utilizándose para diversos fines, como la propagación de variedades específicas, la mejora de la resistencia a enfermedades y la adaptación a diferentes condiciones de suelo y clima.
Fundamentos del injerto
Para que tenga lugar la unión entre el material del patrón y el del injerto, tienen que darse las siguientes condiciones:
• Tanto la planta patrón como la que se va a multiplicar mediante el injerto, deben ser compatibles. Normalmente esta compatibilidad la determina el parentesco entre ambas especies. Las que pertenecen al mismo género suelen ser compatibles, aunque existen excepciones. De igual manera, es posible injertar algunas plantas de géneros diferentes, pero pertenecientes a la misma familia taxonómica.
Compatibilidad de los injertos en frutales
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Leer más• El cambium de ambas plantas debe entrar en contacto para permitir la formación del callo meristemático, a partir del cuál tendrá lugar la unión. Para ello se debe presionar la zona del injerto con una atadura adecuada.
• La temperatura y la humedad del injerto han de ser altas y mantenerse lo más estables posibles.
• Las plantas han de estar sanas y tener el vigor suficiente.
• El material para el injerto (púas o yemas) deberán cortarse de ramas de un año, justo antes de realizar el proceso, o conservarse en un lugar frío y húmedo, como el frigorífico y dentro de una bolsa de plástico o paño humedecido.
• Las herramientas, las manos y las partes de la planta han de estar limpias y desinfectadas para evitar el contagio de enfermedades.
• Los cortes que se realicen tienen que ser limpios, sin rebabas. Para ello es fundamental contar con herramientas de calidad y bien afiladas.
• Es recomendable sellar el injerto con mastic cicatrizante. No es imprescindible para que el injerto prenda pero ayuda a mantener la humedad, a evitar la entrada de agua de lluvia y organismos patógenos.
Cuándo realizar el injerto
En realidad, el injerto se puede llevar a cabo "en cualquier época del año", si bien es más probable que tenga éxito cuando se realiza fuera de la parada invernal —si es que la hay. Es decir, tanto el patrón como el material injertado han de tener cierto movimiento de savia para poder llevar a cabo la unión en el menor tiempo posible.
La temperatura y la humedad también tienen influencia, como se dijo en el apartado anterior. En lugares con veranos muy secos y calurosos, habrá que injertar antes o después de la época de más calor o hacerlo bajo unas condiciones muy controladas. De lo contrario, es muy probable que los tejidos del injerto se desequen y mueran antes de arraigar.
Por tanto, en cada lugar y con cada especie, habrá que observar en qué momentos del año detiene su crecimiento y cuando lo recupera de nuevo. En el hemisferio Norte, en general, la época de injerto comienza en marzo y termina en septiembre-octubre, aunque esto no se cumple a medida que nos acercamos al polo o al ecuador. En el primero, el intervalo se estrecha y en el segundo se aplia mucho.
Según el estado de la corteza
Tanto al principio como al final del periodo de crecimiento vegetativo, la corteza no puede separarse de la madera. El resto del año, en especial en los meses de mayor crecimiento, la separación es muy sencilla.
Esto obliga a elegir entre dos principales tipos de injerto, el de púa (cuando la corteza no se separa) o el de yema (cuando la corteza se separa)
Por tanto, si solo se sabe injertar mediante púa, habrá esperar a que la corteza no se separe pero, además, se hará el injerto justo antes de que la planta salga de su parada vegetativa, en primavera. Si se hace en otoño, es posible que el injerto no agarre por falta de savia y la púa se seque antes de que llegue de nuevo la primavera.
Materiales y herramientas necesarios
En muchas ocasiones los injertos fracasan no por que la fecha no sea adecuada, el árbol no esté en condiciones o la técnica no se haya ejecutado bien, sino porque los materiales y herramientas empleados no son adecuados.
Hay que pensar en el injerto como una operación quirúrgica, que tiene que ser lo más aséptica posible y tratando de causar los menores daños. En esto radica muchas veces el éxito del injerto, pero a veces se ignora completamente o no se le da la debida importancia.
Antes de pasar a hablar de cosas concretas, hay que recordar lo que ya se dijo más arriba, y es que las herramientas y materiales para el injerto tienen que estar en todo momento limpias y desinfectadas.
Serrucho de poda
Herramienta fundamental para cortar ramas de más de 2-3 cm.
Tiene que producir un corte limpio, para lo cual tiene que ser un serrucho especial de poda, que tiene dos hileras de dientes muy afilados. Una sierra normal para hacer leña o de carpintería no sirve.
Con cada uso hay que pasar un cepillo (no metálico) entre los dientes para retirar los restos de aserrín y corteza, desinfectar con alcohol, lejía diluida o cualquier otro desinfectante, aclarar con agua, secar, y luego engrasar para evitar que se oxide, algo que ocurre rápidamente si se guarda sucio y/o mojado.
Tijeras de podar
Conviene tener unas pequeñas, de una mano, y otras más grandes, de dos manos. Las pequeñas son ideales para cortar púas, brotes, portainjertos de escaso diámetro, mientras que las segundas son necesarias cuando el diámetro de las ramas es mayor a 1 cm aproximadamente.
Al igual que con el serrucho, tienen que ser limpiadas, desinfectadas, secadas y engrasadas después de cada uso. Antes de utilizarlas puede ser necesario afilarlas y desinfectarlas. Tienen que cortar muy bien para producir el menor daño posible en las ramas.
Navaja de injertar
Un indispensable a la hora de practicar injertos con seguridad y comodidad. Se trata de una pequeña navaja de filo recto, muy afilado y con una lengüeta o espátula roma, bien en el extremo de la hoja, o bien en la parte de atrás del mango.
Es muy importante que la navaja esté perfectamente limpia y desinfectada, y tan afilada que pueda cortar fácilmente un papel. Es crucial para realizar cortes limpios, sin desgarros y fibras sueltas que dificultan el contacto entre ambas zonas generatrices (cambium)
Cinta para atar injertos
Después de la navaja es quizás el útil más importante para lograr un injerto bien ejecutado. Emplear cualquier atadura puede servir para injertos fáciles, como los del manzano, pero suponer un fracaso en injertos de más difícil agarre, como los del castaño.
En la actualidad existen cintas transparentes, elásticas y autoadhesivas, que ofrecen una atadura firme, impiden la entrada de aire y agua, permiten ver el injerto, y que incluso no es necesario retirar para permitir el desarrollo del brote, ya que se no estrangulan el tallo y además se degradan por sí mismas.
Mastic o pasta cicatrizante
Aunque no es necesario en todos los injertos, sí es muy recomendable en los que son especialmente sensibles a la deshidratación o a la entrada de agua.
Se trata de una pasta a base de resinas y fungicida que se seca al aire rápidamente, es impermeable, no estrangula la rama y que no es necesario retirar.
Soy ambientólogo, especialista en Gestión de la Calidad y del Medio Ambiente, autodidacta y embarcado desde hace casi dos décadas en el mundo web, amante de la naturaleza y de la vida saludable. Tengo un gran huerto familiar ecológico.