Rafia para injertos vs cinta

Rafia natural

Manojo de rafía natural para injertar.

La rafia es una fibra natural que se extrae de las hojas de un tipo de palmeras del género Raphia, originarias de África. Se utiliza para confeccionar ropa, zapatos u objetos decorativos, pero también para atar los tallos de plantas, tanto herbáceas como leñosas, principalmente en labores de entutorado o para asegurar injertos.

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La rafia natural debe mojarse antes de realizar la atadura del injerto. De esta forma adquiere más elasticidad y firmeza, asegurando con mayor fuerza el injerto al patrón y mejorando el contacto en la zona de unión.

Esto puede suponer un problema, y es que el agua es una gran enemiga a la hora de que los injertos agarren. Si entra en la zona de unión entre los cambium, impide su contacto y hace fracasar el injerto.

Por otro lado, al tratarse de una fibra natural, la rafia no libera sustancias químicas que puedan alterar el injerto y, además, permite la transpiración del mismo, reduciendo el riesgo de aparición de pudriciones en caso de que quedara humedad atrapada debajo de la atadura.

Una vez el injerto se ha unido firmemente al patrón, la rafia puede ser retirada cortándola fácilmente con una navaja, y como es biodegradable, puede ser abandonada en el suelo con toda tranquilidad.

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Rafia sintética y cinta

Existen también en el mercado especializado, rafias sintéticas para atar injertos. Suelen esta estar tejidas formando una banda estrecha y envueltas en un rollo.

Puede ser de diferentes colores —verde, marrón, azul— o incluso de un amarillo paja que imita a la rafia natural.

La ventaja principal de las rafias sintéticas es que puede realizarse la atadura sin uniones, ya que al presentarse en un rollo continuo, se puede extraer la cantidad necesaria. Tampoco necesita humedecerse, pero no es elástica ni sella herméticamente el injerto.

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Pero por suerte, además de las rafias existen otros materiales sintéticos más adecuados y prácticos para atar injertos, como es el caso de las cintas.

Suelen ser una lámina estrecha de PVC elástico, y se venden en rollos o en tiras sueltas.

La principal ventaja de estas cintas, en comparación con las rafias, es que permiten una atadura con menos vueltas, mucho más firme e impermeable, tanto al aire como a la lluvia, algo crucial para que los injertos tengan éxito.

Una buena cinta puede suponer la diferencia entre un injerto exitoso y otro que fracasa, aún habiendo hecho todo aparentemente bien.

La que puede verse en la imagen anterior no necesita anudarse porque es autoadhesiva, y además tampoco es necesario volver después de un tiempo a retirarla; se degrada de forma natural, permitiendo que el injerto crezca sin intervención.

Que no necesite anudarse facilita mucho el acabado de la operación de injertado, y que no sea necesario retirarla permite poder olvidarse del injerto sin que eso suponga un riesgo de que se eche a perder. Sin duda merece mucho la pena la inversión.

Cinta casera para injertos

En caso de que no se tenga la preciada cinta de PVC, sin duda la mejor opción, se puede recurrir a la clásica cinta aislante, aunque ciertas condiciones, el pegamento que contiene puede impedir que el injerto prenda.

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Otras opciones no ideales pero útiles si no se tiene nada mejor son las siguientes:

Cinta de bolsa de basura

En la mayoría de los hogares existe al menos un objeto cuyo destino inmediato va a ser el contenedor de la basura y que se puede rescatar dándole una segunda vida para atar injertos.

Se trata de la cintas plásticas que sirven para cerrar las bolsas de basura. Antes de tirar la basura, o mejor antes de colocar la bolsa en el cubo, se saca la cinta y se guarda. Si se hace un nudo en la bolsa antes de tirar la basura, con toda seguridad no se saldrá, por lo que no se pierde nada quitando esa cinta.

Son resistentes, impermeables y tienen cierta elasticidad, así que pueden amarrar con firmeza el injerto, aunque no mejor que las cintas de PVC específicas.

Se pueden ir guardando sueltas o enrolladas en un carrete, para que sea más cómodo llevarlas al campo en el momento de realizar los injertos.

Forro de libros

En efecto, ese material transparente que se usa para forrar libros (el que no tiene pegamento) es una excelente alternativa casera para las cintas de injertar, pero no mejor que la cinta autoadhesiva.

Simplemente hay que cortarlo en tiras de entre 1 y 2 cm y ya está listo para usar.

Se trata de un material muy resistente y a la vez elástico, que permite una atadura muy fuerte y estanca, ideal para que el contacto entre injerto y patrón sea firme y no se cuele el agua.