Cómo injertar una parra
Las parras pueden multiplicarse por semilla, por esqueje o mediante injerto, pero debido a algunas enfermedades graves propagadas a través del suelo, y para optimizar la adaptación de la vid al clima y al terreno, el injerto suele ser la opción más empleada y más ventajosa.
Beneficios de injertarlas
Las parras o vides pueden propagarse con bastante facilidad mediante esquejes, de manera que tomando un sarmiento (un trozo de un tallo) de una y puesto a enraizar, se obtendría un nuevo ejemplar de idénticas características que el donante.
Pues bien, a pesar de que el esqueje pareciera un sistema más fácil, rápido y mejor que el injerto, que requiere igualmente del esquejado para producir los patrones sobres los que injertar, tiene la desventaja principal de no ofrecer resistencia frente a enfermedades propagadas a través del suelo, como la filoxera, y tampoco permite una mejor adaptación a las distintas condiciones que se pueden encontrar en diferentes lugares o terrenos.
Por todo ello, el injerto de la vid o parra supone una gran ventaja, siempre que se realice sobre patrones seleccionados, con buena resistencia frente a enfermedades (filoxera) y adaptados a las condiciones del suelo en el que va a cultivar, pero también puede permitir un adelanto o retraso en la maduración de la uva, entre otros aspectos.
Por otro lado, el injerto ofrece la posibilidad de cambiar en cualquier momento la variedad de una parra, porque no sea la más adecuada para la zona, o porque se prefiera cultivar otra nueva.
Épocas de injerto
Al igual que la mayoría de los árboles frutales, las parras se pueden injertar en diferentes momentos o épocas a lo largo del año, aunque empleando técnicas diferentes en cada caso.
Finales del invierno
Es la época más común de injerto de la parra, mientras se encuentra en reposo vegetativo, es decir, después de que haya perdido las hojas y antes de que las recupere de nuevo.
En este momento del año, que en el hemisferio norte suele coincidir con finales de febrero o comienzos de marzo, las modalidades de injerto más adecuadas para la parra son las de púa, con varetas cortadas a inicios del invierno y mantenidas en estratificación fría y húmeda.
Finales del verano
Aunque no es muy habitual injertar la parra en esta época, también es posible, pero para ello hay que recurrir a las técnicas de injerto denominadas de yema, aunque alguna de ellas es más bien un híbrido entre púa y yema.
En este momento del año no es necesario estratificar las varetas de las que se sacará el material de injerto, lo que supone una ventaja respecto de la anterior.
Patrones compatibles
Las parras solo se pueden injertar sobre otras parras de la especie Vitis vinifera, la uva cultivada, o bien sobre plantas emparentadas, es decir, otras parras silvestres o híbridos entre estas y la parra cultivada.
Actualmente se pueden encontrar gran cantidad de patrones diferentes de vid o parra, cada uno con distintas características, por lo que siempre que se pueda, conviene informarse adecuadamente y escoger el más beneficioso para el clima y el suelo locales.
Modalidades disponibles
Aunque es posible que otras técnicas de injerto también puedan dar sus frutos en el caso de la parra, las que siguen son quizás las más probada y, por tanto, adecuadas.
De púa
Dentro de toda la gama de injertos de púa, son dos los más empleados en el caso de la parra: el injerto inglés y el omega.
Todos ellos conviene practicarlos a finales del invierno con púas recolectadas a principios de la misma estación y mantenidas en un ambiente frío y húmedo (estratificación), como por ejemplo en un frigorífico envueltas en un paño húmedo y este a su vez dentro de una bolsa o táper que evite que se seque.
Injerto inglés
Uno de los más populares y eficaces injertos de púa, que da buenos resultados incluso en frutales difíciles de injertar como el castaño.
En el siguiente enlace se explica todo lo necesario para aprender a practicar esta útil modalidad de injerto.
Injerto omega
Se trata de un injerto de púa realizado con una herramienta especial que realiza un corte positivo en la púa y negativo en el patrón, encajando uno en el otro como si se tratara de las piezas de un puzzle.
No es recomendable cuando no se tiene la herramienta, salvo que se vayan a realizar muchos injertos, y tampoco cuando el grosor de la vareta o púa no es idéntico al del patrón o portainjertos.
De yema
Los injertos de yema no son muy utilizados en el caso de las parras porque la madera es muy dura, las yemas muy abultadas y que no se desprenden de la madera fácilmente, siendo esta técnica de ejecución más complicada que en el caso de muchos otros frutales.
De cualquier manera, al menos uno de los que se suelen considerar injertos de yema, el conocido como de chip o astilla, en el que no es necesario separar la corteza de la madera, da buenos resultados para el caso de la parra, siempre que se haga bien y con movimiento de savia, es decir, preferiblemente en la segunda mitad del verano.
Injerto de chip o astilla
Como se dijo más arriba, uno de los pocos injertos de yema que puede realizarse con cierta facilidad en el caso de la parra.
En el siguiente link se explica en detalle esta técnica.
Soy ambientólogo, especialista en Gestión de la Calidad y del Medio Ambiente, autodidacta y embarcado desde hace casi dos décadas en el mundo web, amante de la naturaleza y de la vida saludable. Tengo un gran huerto familiar ecológico.