Cómo germinar semillas de uva
Aunque las vides o parras ―plantas trepadora que produce las uvas― no suele interesar reproducirlas mediante semillas, es perfectamente posible hacerlo de forma fácil y exitosa.
En el fondo, el proceso es muy similar al que se realiza con semillas de manzana o de otros árboles frutales de hoja caduca, así que si ya lo has conseguido con esas especies, es muy posible que lo logres con las de uva si sigues los mismos pasos.
Aquí encontrarás las claves para que el proceso sea lo más corto y exitoso posible, así que quédate hasta el final y verás que es más sencillo de lo que parecía.
(Más abajo tienes un vídeo paso a paso)
Obtención de las semillas
Las semillas de las uvas las encontrarás en el interior de estas frutas, pero no de todas, ya que en los últimos años se están haciendo muy populares las uvas sin pepita. Fíjate bien en la etiqueta, ya que suele indicarlo.
Elige uvas cuanto más maduras mejor, ya que si se cosecharon cuándo aún estaban verdes, es posible que las semillas no tuvieran tiempo de formarse completamente.
Quizás te estás preguntando si las parras o vides que nacerán de las semillas darán uvas idénticas a las que utilizaste para el proceso. La respuesta es no, aunque sí serán similares. Esto se debe a que en la formación de las semillas se produce una variabilidad genética natural, que hace que las características de las parras descendientes cambien ligeramente.
Dicho esto, no te preocupes porque estarás obteniendo variedades completamente nuevas de uvas, y nada impide que una de ellas sea excelente, incluso mejor que las uvas originales.
Lavado
Cuando se sacan las semillas de las uvas, estarán recubiertas por una capa de pulpa que hay que retirar, ya de si se deja podría pudrirse dañando las semillas.
Por esto, es importante lavar bien las semillas ―si es necesario con agua y jabón―, hasta que no quede ningún resto de pulpa sobre ellas. Cuando están bien limpias se nota fácilmente a la vista y al tacto, ya que dejan de ser resbaladizas.
Para terminar el lavado, y aunque es opcional, viene bien sumergir las semillas en una solución de agua oxigenada al 10% (1 parte de agua oxigenada y 9 partes de agua)
Esto último tiene dos ventajas: se desinfecta la semilla, reduciendo el riesgo de que se pudra durante el proceso, y se ablanda la cubierta, lo que acelera la germinación.
Escarificación
Este paso no es estrictamente necesario para que las semillas de uva germinen, pero permite acortar bastante el proceso si se realiza correctamente.
La escarificación consiste en debilitar la cubierta de la semilla, para que la humedad pueda entrar más rápidamente hasta el embrión que duerme en su interior, iniciándose el proceso de germinación.
Esto simula el paso de las semillas por el tracto digestivo de algún animal, ya que en la naturaleza, los animales se comen los frutos junto con las semillas. Los ácidos digestivos deterioran la cubierta de la semilla, favoreciendo su germinación.
Se puede realizar de diversas maneras, pero una de las más sencillas es raspar ligeramente la superficie de las semillas con un papel de lija, navaja, lima, etc.
Es importante que sea solo la capa más externa ―sin llegar al embrión―, y no hace falta que se haga en toda la superficie, basta solo con lijar un lado.
Estratificación
Las semillas de uva no suelen germinar hasta tiempo después de haberlas sacado de los frutos. Esto es así porque en la naturaleza las uvas maduran en otoño, y si las semillas germinaran en esa época, el frío del invierno mataría las jóvenes plantas.
Es por esto que se echan una "siesta fría" durante en invierno, y con la llegada de las temperaturas más cálidas de la primavera, ya sí pueden germinar sin problemas.
En otras palabras, hay que simular el paso del invierno para hacer creer a la semilla que ya lo ha superado, sino permanecerá adormecida en lo que se conoce como latencia.
Para ello, se ponen las semillas entre dos servilletas humedecidas y se introducen en el frigorífico por al menos 1 mes (todo esto lo verás paso a paso en el vídeo)
Pre-germinación
Una vez pasada la etapa fría, la semilla habrá salido de la latencia y podrá germinar, pero para ello las condiciones ahora deben ser algo diferentes.
Se sacan las semillas del frigorífico y se revisan, por si alguna ya estuviera germinando. Si es así, se pone directamente en un semillero con sustrato, si no, se dejan entre las servilletas húmedas, pero se ponen e un lugar cálido (más de 20℃)
Las nuevas condiciones cálidas, harán que las semillas comiencen a germinar a los pocos días, por lo que habrá que revisarlas diariamente. De nuevo, las que hayan empezado a germinar se pasan a macetas.
No hace falta enterrarlas mucho en la tierra ―no más de 5 mm―, ya que así tendrán menos dificultades para emerger del sustrato y comenzar a desarrollarse ya como plantas de parra o vid.
Como ves, aunque el proceso tiene varios pasos, es sencillo, y por si no fuera suficiente, aquí abajo tienes un vídeo en el que se explica todo paso a paso, excepto algunas cosas opcionales que ya mencionamos (lavado con agua oxigenada y escarificación)
Soy ambientólogo, especialista en Gestión de la Calidad y del Medio Ambiente, autodidacta y embarcado desde hace casi dos décadas en el mundo web, amante de la naturaleza y de la vida saludable. Tengo un gran huerto familiar ecológico.