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Tomate

Cómo germinar semillas de tomate

Descubre cómo puedes germinar semillas de tomate de una forma rápida y muy efectiva a través de un proceso de pre-germinado en papel o directamente
Publicado: (última modificación 27 Nov 2018) Por Foto del autor Sígueme

Las semillas

Para germinar semillas de tomate son necesarias, en primer lugar, las semillas. Éstas tienen que estar sanas, maduras y deben tener capacidad para germinar, por lo que no pueden ser muy viejas o haber estado expuestas a malas condiciones de conservación.

Plantulas tomate germinadas

Antes de continuar, te aconsejamos leer este artículo sobre el tiempo de germinación de las semillas de tomate y las condiciones que deben darse durante el proceso.

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El soporte para la germinación

Plantulas tomate germinando

En segundo lugar, es necesario un soporte poroso en el que depositar las semillas para que éstas puedan permanecer húmedas durante el proceso de germinado.

El sustrato para semilleros es uno de los soportes más utilizados para germinar semillas pero también puede recurrirse al papel absorbente —papel de cocina— o al algodón.

En caso de utilizar alguno de éstos últimos, en realidad se estaría haciendo un pre-germinado. Luego de este, las jóvenes plantas necesitarán ser trasladadas a una maceta con sustrato o a la tierra, para que puedan arraigar y extraer nutrientes a través de las raíces. El papel o el algodón no pueden suministrar los nutrientes necesarios.

En cualquier caso, es imprescindible que el soporte sea capaz de retener agua en sus poros para que las semillas permanezcan húmedas durante todo el proceso.


Pre-germinado en papel o algodón

El pre-germinado se puede suprimir, sembrando directamente las semillas en un sustrato apropiado, como explicamos en este otro artículo sobre la siembra del tomate.

Para ello, se emplea un trozo de papel absorbente o dos capas de algodón, o cualquier otro tejido inerte y absorbente, que se introduce en una bandeja o recipiente con tapa, por ejemplo un tupper.


Proceso paso a paso

Solo 4 pasos muy sencillos pero que hay que realizar con suma delicadeza.


Colocar semillas sobre el papel

Se dobla el papel a la mitad dos veces, y justo en medio será dónde se coloquen las semillas. Quedarán entre 4 capas de papel, dos por encima, y dos por debajo.

Antes de colocar las semillas en el papel, este se humedece completamente, por ejemplo en un vaso con agua o debajo del grifo. Seguidamente se aprieta en la mano para escurrir el exceso de agua. No importa que se arrugue, si es papel de cocina se podrá estirar nuevamente.

Una vez escurrido, se abre por la mitad como si fuera un libro, y se van depositando las semillas de tomate sobre uno de los dos lados. Tienen que quedar bien repartidas pero sin acercarse mucho al borde. En los extremos se pierde más fácilmente la humedad.


Sellado

Una vez dispuestas las semillas sobre el papel, se cierra este y se aprieta ligeramente con la mano. Esto es importante para que las semillas queden en contacto con el papel, tanto por arriba como por abajo.

A continuación hay que introducir el papel con las semillas en algo que impida que la humedad se evapore rápidamente. Dentro de un tupper (más ecológico) o envueltos en papel de aluminio. Si se opta este último método, conviene guardar luego el papel de aluminio para germinaciones futuras, evitando generar un residuo.


Guardar en ambiente cálido.

Se tapa el recipiente y se coloca en un lugar cálido (16-28°C) y oscuro, o con poca luz.

Como la mayoría de los tuppers son transparentes, la luz los atravesaría, al igual que el papel húmedo. Llegaría a las semillas "haciéndoles creer" que están fuera de la tierra, por lo que podría retrasarse la germinación. Si el recipiente es opaco, como el papel de aluminio, no es necesario el requisito de la oscuridad ya que la luz no podrá llegar hasta las semillas.

¿Dónde ponerlas dentro de casa? Pues por ejemplo cerca de un radiador de la calefacción, nunca encima, sobre un aparato electrónico que desprenda calor, como un router. Se puede comprobar la temperatura de la zona con un termómetro. Si está entre 20 y 25ºC será suficiente.

En el exterior, en un invernadero también es posible germinarlas, siempre que el tiempo esté soleado y las noches no sean muy frías.


Control diario

Una vez al día hay que revisar cómo va el proceso.

Se abre el recipiente y el papel, se comprueba si hay signos de germinación (salida de la radícula), se tapa de nuevo el papel y se deja al aire unos 5 minutos para que se ventile. Si no se airea, el exceso de humedad puede dar lugar a la aparición de hongos, peligrando la germinación.

Si las condiciones son adecuadas, la germinación tendrá lugar transcurridos entre 5 y 8 días. Con semillas sanas mantenidas a unos 25ºC de temperatura, en 5 días habrán germinado.


Traslado a sustrato

Como ya se ha dicho, una vez que las semillas han germinado, hay que pasar las jóvenes plantas a un sustrato que pueda aportarles los nutrientes necesarios para continuar su desarrollo.


Traspaso a macetas

Una vez se observe que las semillas están claramente germinadas (se ve la radícula blanca y los cotiledones verdosos o amarillentos), hay que pasarlas con cuidado a recipientes individuales llenos con sustrato para semilleros.

Las macetas pueden ser de pequeño tamaño (como un vaso de yogur) o más grandes. Cuanto más pequeñas sean, más pronto será necesario un trasplante a otra de mayor tamaño.

Para el traslado de las semillas del papel al sustrato, hay que tomar de una en una con mucho cuidado para no dañarlas. Unas pinzas son muy adecuadas para este trabajo.

Según lo avanzada que esté la germinación, habrá que disponer las semillas de tomate de diferente manera.


Semillas solo con radícula (brote blanco)

Este brote es lo primero que aparece. Si aún no ha salido las hojas (cotiledones), entonces basta con colocar las semillas sobre el sustrato, con punta de la radícula apuntando hacia abajo. Si es muy corta no hace falta enterrarla, pero si no habrá que hacer un pequeño agujero con la pinza o con un lápiz, para introducir la radícula, dejando que la semilla quede en la superficie.


Semillas con radícula y cotiledones (hojas primordiales)

Si se ha esperado demasiado y de las semillas ya han surgido los cotiledones, entonces hay que hacer lo mismo que el paso anterior, es decir, un agujero, introducir la radícula en él hasta la altura de la semilla (puede quedar un poco enterrada), y dejar el tallo (si lo hay) y los cotiledones fuera del sustrato.

En cualquier caso, hay que tener mucho cuidado cuando se tape la raíz. Se puede empujar el sustrato muy suavemente con la pinza o con un lápiz, sin apretar demasiado pero asegurándose de que la radícula queda en contacto con la tierra.


Primer riego

Se riega generosamente con un pulverizador o regadera de lluvia muy fina para que la semilla, y sobre todo la raíz de ésta, quede bien unida al sustrato.

Puede que al regar, el sustrato se ablande y las jóvenes plantas (si tenían ya cotiledones), se caigan hacia los lados. Si pasa esto, hay que añadir un poco más de sustrato alrededor de las mismas mientras se sostienen de pie.


Condiciones de desarrollo

Situar las macetas en un lugar cálido y con buena iluminación, pero protegidas del sol directo. Una galería, el alféizar de una ventana o un invernadero son buenas ubicaciones.

A partir de este momento, solo será necesario mantener una humedad constante pero no excesiva en el sustrato, y vigilar si las plantas crecen sanas y con vigor. Si se observa escaso crecimiento, hay que asegurarse de que la luz y la temperatura son suficientes, y si es debido a un sustrato poco fértil, se puede regar con fertilizantes líquidos naturales, como el purín de ortiga o el lixiviado de lombricompost, entre otros.

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Autor José A. Amigo

Soy ambientólogo, especialista en Gestión de la Calidad y del Medio Ambiente, autodidacta y embarcado desde hace casi dos décadas en el mundo web, amante de la naturaleza y de la vida saludable. Tengo un gran huerto familiar ecológico.