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Cultivos

Cómo cultivar cacahuetes

Características, curiosidades y propiedades de la planta, inicio del cultivo, cuidados posteriores y cosecha o recolección
Publicado: (última modificación 09 Sep 2019) Por Foto del autor Sígueme

Características y propiedades

De nombre botánico o científico Arachis hypogaea, el cacahuete o maní es una planta anual perteneciente a la familia de las leguminosas, al igual que los guisantes, garbanzos, lentejas o judías, entre otras.

No suele sobrepasar el medio metro de altura, y aunque de consistencia herbácea, sus tallos pueden crecer erectos o rastreros, según la variedad de que se trate.

Propiedades nutricionales

Como casi todas las leguminosas, el cacahuete es un alimento muy interesante desde el punto de vista nutricional, tanto por su alta densidad energética, como por su riqueza de nutrientes y por las importantes cantidades de algunos de ellos.

Esencialmente es un grano muy rico en proteínas y grasas, siendo estas últimas de las saludables, es decir, monoinsaturadas y polinsaturadas, principalmente en forma de omega-6.

Entre los minerales que aporta en mayor medida se encuentran el fósforo, el potasio, el magnesio o el zinc.

En cuanto a las vitaminas, posee un buen número de ellas, siendo más rico en vitamina E y niacina.

Propiedades nutricionales cacahueteFuente: fen.org.es

Establecimiento del cultivo

Generalmente se inicia con siembra de asiento directamente en el suelo, ya explicada en el enlace que aparece a continuación.

Cuidados o mantenimiento

No requiere más que unos pocos cuidados pero que son importantes para mantener las plantas sanas, vigorosas y productivas.

Fertilización

Aunque se trate de una planta leguminosa, que como las demás es capaz de fijar nitrógeno atmosférico, y por tanto de nutrirse de este importante elemento, la fertilización en ciertos momentos es muy beneficiosa, especialmente el aporte de fósforo.

Como se dijo en el artículo relativo a la siembra (enlazado arriba), este cultivo demanda gran cantidad de nutrientes. Esto hace que el abonado inicial o de fondo, durante la preparación del terreno, sea crucial.

Tras este primer abonado, aproximadamente un mes después de la siembra, y coincidiendo con una labor superficial para airear el terreno alrededor de las plantas, es conveniente realizar una nueva fertilización que aporte nitrógeno y fósforo principalmente.

El nitrógeno se puede aportar con purines vegetales o animales, como el purín de ortiga o el de gallinaza. Este estiércol, la gallinaza, también se puede añadir directamente (en pequeñas cantidades), previamente seco y desmenuzado o compostado.

En cuanto al fósforo, una fuente casera de este nutriente es la ceniza de madera. La gallinaza también contiene bastante cantidad.

El abonado foliar también es una buena opción para aportar nutrientes al cultivo, por ejemplo pulverizando las plantas cada tres semanas con purín de ortiga muy diluído.

Control de malas hierbas

Este aspecto no es muy diferente en casi cualquier cultivo hortícola, y es que las malas hierbas, malezas o vegetación adventicia, ejerce una fuerte competencia por el agua, el espacio y los nutrientes.

Las fases iniciales del cultivo siempre son las más delicadas, pero en el caso de cacahuete lo es todo el ciclo. Si no se eliminan pronto, en poco tiempo habrán crecido más que el cultivo, y este quedará seriamente afectado, lo que se traducirá en una mala producción.

En un cultivo familiar y/o ecológico de cacahuete, este reabajo debe hacerse manualmente, ya sea mediante escardas o retirándo las plantas con la mano.

Las escardas y remociones del terreno solo se podrán hacer antes de que las «agujas» toquen el suelo.

Riego

Como se explica en el enlace anterior, y más abajo en el apartado relativo a la cosecha, el cacahuete necesita de suelos con cierta humedad pero bien drenados.

Como el cultivo se va a desarrollar durante todo el verano, si las lluvias escasean y el suelo se seca en exceso, habrá que recurrir al riego frecuente y aportando poca cantidad de agua en cada riego. El objetivo es mantener la tierra húmeda.

En cuanto al tipo de riego, el localizado es la mejor opción, seguido de la aspersión. Regar por inundación no es recomendable porque aumenta mucho el riesgo de pudriciones en las plantas y en las vainas.

Aporcado

Esta labor consiste en acercar la tierra del centro del surco hacia las plantas, acumulándola alrededor de ellas.

Al subir el nivel de la tierra, más agujas podrán llegar a insertarse en el suelo, lo que repercutirán en un mayor número de vainas formadas en el momento de la recolección.

Durante el aporcado se debe aprovechar para retirar las malas hierbas, siendo quizás la última oportunidad para hacerlo removiendo la tierra con herramientas como el escardador.

Manejo de plagas y enfermedades

El cacahuete puede se atacado por muchas plagas, especialmente las que actúan en el suelo, como gusanos cortadores y gallinitas ciegas. La rotación de cultivos en largos periodos es la mejor prevención que se puede hacer, es decir, cultivar el cacahuete en un terreno en el que no se ha plantado ni la misma especie ni otras que sirvan de huésped a esas plagas del suelo, como las patatas.

En un cultivo a pequeña escala y en un entorno bien conservado, las plagas que afectan a la parte aérea de la planta no deberían de suponer un gran problema.

Y en lo relativo a las enfermedades, algunos hongos como los del género Cercospora spp. y la roya, pueden afectar a las plantas. Reducir la humedad ambiental, aumentar la aireación y evitar en lo posible mojar las plantas, son buenas medidas preventivas. En caso de una infestación generalizada poco antes del momento de la recolección, hay que cosechar rápidamente todas las plantas para evitar que la enfermedad llegue a las vainas.

Recolección o cosecha

Las plantas de cacahuete son muy productivas pero una parte de las vainas tiene que ser descartada en el momento de la cosecha.

Esto es debido a que se suelen producir varias floraciones a lo largo del ciclo de cultivo, y llegada la época de recolección, cada planta tendrá vainas de diferentes edades. Las más viejas estará próximas a echarse a perder, germinando de nuevo sus semillas, mientras que las más jóvenes aún no tendrán los granos bien formados como para que se puedan conservar adecuadamente después de la recolección.

Los dos siguientes aspectos son clave para lograr que el mayor número de vainas estén maduras al mismo tiempo:

• Riego aproximadamente un mes después de la siembra: poco antes de que se comience la floración. Esto hará que las plantas florezcan todas a la vez y con gran abundancia, lo que se traducirá en que al final la mayoría de las vainas de esta primera floración.

• Comprobar la maduración de las vainas: sacando varias plantas al azar y abriendo sus vainas para ver si están maduras o no y en qué proporción. Las vainas maduras se distinguen porque sus semillas se tornan de color rosado o rojizo y se sueltan con facilidad de la vaina.

Autor José A. Amigo

Soy ambientólogo, especialista en Gestión de la Calidad y del Medio Ambiente, autodidacta y embarcado desde hace casi dos décadas en el mundo web, amante de la naturaleza y de la vida saludable. Tengo un gran huerto familiar ecológico.