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Cómo abonar plantas en maceta

En este artículo aprenderás qué implica para una planta crecer en una maceta, las limitaciones que eso tiene y qué opciones están a nuestra disposición para abonar de forma adecuada, fácil y económica
Publicado: (última modificación 09 Aug 2019) Por Foto del autor Sígueme

Unos meses atrás escribí este otro artículo sobre cómo abonar las plantas, el cual te recomiendo leer si no lo has hecho ya, pues en él explico muchas cosas básicas para entender la nutrición de las plantas y, por extensión, el abonado. Utilizo varios ejemplos que te ayudarán a comprenderlo mejor si no eres experto en el tema.

Palada compost maduro

Pues bien, hoy toca hablar sobre un caso particular, el de las plantas que se encuentran en una maceta en lugar de en el suelo, como sería lo natural. ¿Existen diferencias? ¿Cuáles son? ¿Qué implicaciones tiene una maceta? ¿El abonado es diferente que con plantas que crecen en el suelo? Estas y otras cuestiones las responderemos a continuación, y digo responderemos porque yo me encargaré de señalar el camino y tú serás el/la que vaya descubriendo las cosas. ¿Te parece?


Limitaciones de las macetas

Una maceta = un recipiente cerrado de un tamaño limitado, casi siempre bastante reducido, que confina las raíces dentro de él, impidiéndoles explorar un terreno cada vez mayor, como sí ocurre en una planta que crece en el suelo.

En ese primer párrafo se encuentran varias ideas clave para este apartado. ¿Las has captado? Veamos.


Tamaño reducido

Por muy grande que sea una maceta, siempre supondrá una porción de tierra separada del inmenso suelo que se extiende por la mayor parte del planeta ―la que no está sumergida―.

Además, lo más habitual es que las macetas tiendan a ser de un "tamaño justo" para la planta que crece en ellas, es decir, que se suele ahorrar el tamaño extra, por un lado porque las macetas son más caras cuanto más grandes, y por otro porque ocupan más espacio y son más difíciles de manejar.

Como ya estarás imaginando, este escaso volumen de maceta obliga a que el sustrato en el que se encuentra plantado el vegetal sea concentrado y equilibrado en cuanto a nutrientes, y a reponer esa reserva cada vez que la planta la está agotando (pues las raíces no pueden extenderse fuera de la maceta)


Confinamiento

¿Alguna vez has observado las raíces de una planta que lleva tiempo creciendo en una maceta? Estoy seguro de que sí. Esa maraña de fibras extrecruzadas, enrolladas y que giran alrededor del recipiente, están pidiendo a gritos poder salir de él para explorar nuevos terrenos.

Este comportamiento desesperado de las raíces es debido a una cosa: los nutrientes (y/o el agua) que contiene el sustrato de la maceta ya no son suficientes para abastecer a la planta, o simplemente el espacio disponible está descompensado con el tamaño de la planta. Hay que recordar que la mayoría de las plantas mantienen un equilibrio entre su copa y sus raíces. Una copa de 30 cm de diámetro significa "una bola de raíces" similar, aunque en realidad no será tanto por estar confinadas, pero si se pudieran estirar sí.

Ya vimos las principales limitaciones de una maceta en relación con la nutrición de las plantas, así que ahora trataremos las distintas alternativas de que se dispone a la hora de abonar.


Opciones para abonar una maceta

Abonar viene a significar "aportar nutrientes", pero esto puede hacerse de diversas formas que veremos a continuación.

Ten en cuenta que los conceptos que voy a emplear a continuación no son un estándar (posiblemente nadie más los use de esta forma), pero me parecen muy descriptivos para entender lo que quiero explicar.


Abonado de sustitución

Con este concepto quiero expresar el siguiente hecho:

☛ Cuando el sustrato de una maceta se empobrece en nutrientes, es muy habitual sustituirlo por otro, aprovechando para trasplantar el vegetal a una maceta más grande, ya que de lo contrario no se podría aportar el nuevo sustrato a no ser que se rompiera todo el cepellón de la planta.

Pues bien, en este caso se sustituye una maceta con sustrato agotado por otra en la que se coloca un sustrato nuevo, repleto de nutrientes. A su vez, al ser la nueva maceta más grande, las raíces pueden avanzar un poco más y salir del confinamiento inicial.

¿Qué abono emplear en esta situación? Lo más fácil es comprar un sustrato específico para la planta (si es delicada o requiere unas ciertas condiciones) que ya contenga su propio abono. Si se trata de una planta rústica, se puede elaborar el sustrato a base de un material poroso ―como la fibra de coco― y un abono orgánico solido (o varios) como el compost o el estiércol maduro.

Una proporción adecuada podría ser 60% de fibra de coco frente a 40% de compost (u otro abono orgánico sólido) Esta proporción hay que afinarla en cada caso, ya que no todas las plantas requieren las mismas condiciones.

Más abajo te dejo un enlace a otro artículo en el que hablo de los distintos abonos caseros y cómo conseguirlos o producirlos.


Abonado de adición

A lo que me refiero en este caso, es a la práctica también muy común de añadir abono sobre el sustrato de la maceta, bien porque con eso sea suficiente o porque no se quiere trasplantarla a otra maceta para sustituir el sustrato.

Los abonos que se pueden aplicar directamente sobre el sustrato de una maceta pueden ser sólidos o líquidos.



Sólidos

Aquí podemos incluir a los abonos orgánicos sólidos y a los inorgánicos, o abonos minerales, o también llamados químicos (los típicos granulados)

Como siempre nos decantaremos por los orgánicos, a menos que no quede otra alternativa que usar un abono "químico" específico, por ejemplo para corregir rápidamente una determinada carencia.

Los abonos sólidos orgánicos, además de aportar todos los nutrientes ―si se han elaborado bien―, enriquecen en sustrato en materia orgánica, lo que mejora la retención de agua y de nutrientes, características muy interesantes y necesarias para una planta en maceta. También aportan microorganismos y mejoran la actividad biológica del suelo, necesaria para la transformación y asimilación de nutrientes por parte de la planta.

Para poder añadir estos abonos sólidos, conviene dejar un espacio vacío en la parte alta de la maceta, de forma que cada cierto tiempo nos permita añadir una capa de uno o dos centímetros de abono orgánico, que se irá descomponiendo poco a poco e infiltrando con el agua de riego, llevando los nutrientes hasta las raíces y alimentando a la planta.

Se trata por tanto de un abonado de liberación lenta que debe aplicarse un tiempo antes (1 a 2 meses) de que la planta lo necesite, y que luego dura hasta unos 6 meses ―o incluso más―, dependiendo de cómo de rápido sea transformado y asimilado.

Para terminar este apartado, recomiendo remover un poco la superficie del sustrato antes de aportar la capa de abono sólido, y después cubrir esta con otra capa de hojas secas, corteza de pino, grava o algo similar que la proteja y conserve.


Líquidos

Además de los abonos sólidos que se pueden añadir a la superficie del sustrato, también existe la opción de emplear abonos líquidos. Imagino que estarás pensando en los botecitos de abono líquido que venden en la tienda de jardinería y que suelen ser caros, pero no solo tienes esa opción. Ya verás!

¿Qué ventajas tiene el abono líquido en el caso de las macetas?

✔ Es de efecto casi inmediato, ya que se infiltra hasta la zona de las raíces, o si se aplica vía foliar, penetra al instante en la planta a través de las hojas.

✔ No ocupa espacio, es decir, por mucho que se añada, el sustrato de la maceta no incrementará su volumen. Cuidado con la salinización! Tampoco abusar.

✔ Se puede aplicar casi en cada riego (si se diluye lo suficiente), de forma que la planta estará muy bien nutrida y nosotros nos olvidaremos del abonado (ya va incorporado en el riego)

✔ Es posible elaborarlo de forma casera, y no solo eso, sino que además puede ser de excelente calidad, ya que no solo nutre, sino que tiene otros efectos beneficios para la planta.


Si te soy sincero, esta última es la forma que más utilizo para abonar mis plantas en maceta. ¿Y sabes por qué? Porque he comprobado que responden casi de inmediato (a los pocos días) al abonado, se mantienen siempre vigorosas y con muy buen aspecto, y además es la forma más sencilla de abonar, puesto que el abono se elabora una vez y luego se puede emplear durante muchos meses, simplemente tomando un vasito del bidón y vertiéndolo en una regadera llena de agua.


ABONOS CASEROS PARA PLANTAS

Te recomiendo encarecidamente leer este otro artículo. En él te explico cómo elaborar tanto abonos sólidos como líquidos de excelente calidad.

Autor José A. Amigo

Soy ambientólogo, especialista en Gestión de la Calidad y del Medio Ambiente, autodidacta y embarcado desde hace casi dos décadas en el mundo web, amante de la naturaleza y de la vida saludable. Tengo un gran huerto familiar ecológico.