Labores culturales o cuidados de la zanahoria
El cultivo de la zanahoria es en apariencia uno de los más sencillos, aunque luego realmente no es tanto así, al menos si se pretende obtener raíces de buen tamaño y calidad.
Para empezar con buen pie, es fundamental sembrar la zanahoria en la época correcta, especialmente si el invierno es frío, y realizar la siembra como corresponde, para maximizar las posibilidades de que germine rápido y abundantemente.
Por otro lado, esta planta requiere de dos cuidados que determinarán la calidad final de la raíz. Se trata del control de las malas hierbas durante todo el periodo de cultivo, pero especialmente al inicio, y el aclareo o raleo, en una o mejor dos pasadas.
Además de esas dos, regar adecuadamente la zanahoria es un cuidado fundamental para este cultivo que demanda una humedad constante en la tierra. Si el terreno no se mantiene húmedo de forma natural, con el agua subterránea y el aporte de lluvia, entonces es obligatorio regar, y no solo eso, sino que hay hacerlo de forma constante para evitar problemas de agrietamiento de la raíz, subida a flor o pérdida de frescura.
Pero del riego se ha hablado específicamente en el enlace anterior, así que no se repetirá otra vez lo mismo aquí, dónde se pasará a hablar directamente de las dos labores o cuidados estrella, los que determinarán (con permiso del riego) que en el momento de la cosecha se extraigan grandes, homogéneas y hermosas raíces, o una suerte de raíces delgadas, otras más gruesas, muchas agrietadas, otras con textura engomada, etc.
Control de malas hierbas
Un trabajo de vital importancia para obtener zanahorias de buena calidad, sobre todo al inicio del cultivo, cuando las pequeñas plantas de zanahoria (las de hojas alargadas en la imagen adjunta) crecen más lentamente.
Se ahorrará mucho tiempo y trabajo si antes de realizar la siembra, se eliminan a conciencia las malas hierbas.
Esto se puede hacer de diversas formas: cubriendo el suelo durante algún tiempo con plástico o malla negra, con una gruesa capa de paja o corteza triturada, mediante desherbado térmico o realizando un par de falsas siembras, que no son otra cosa que preparar la tierra como si se fuera a sembrar, regar unos cuantos días seguidos, y cuando germinen las malas hierbas, eliminarlas quemando paja sobre la tierra o mediante escarda manual.
Como se puede ver en la foto anterior, junto con las pequeñas plantas de zanahoria (de hoja alargada), germinaron también muchas otras que nada tienen que ver con estas. Si se dejarán ahí, crecerían mucho más rápido que las zanahorias, y en algunas semanas (o meses en invierno) cubrirían todo el suelo, dejando a las zanahorias ahogadas entre ellas, es decir, sin la luz necesaria. Además de esto, les robarían el agua y los nutrientes del suelo, haciendo que el cultivo prosperara con mucha dificultad, y dando como resultado al final, una cosecha de zanahoria inexistente o de muy baja calidad.
Cuando las hojas de las plantas de zanahoria sean lo suficientemente grandes, como para dar sombra a las malas hierbas y robarles el espacio, ya se podrá espaciar en el tiempo este duro trabajo.
Aclareo o raleo
Cuando las plantas tengan 3 o 4 cm, es necesario realizar un primer aclareo o raleo, dejando unos 3 cm entre ellas y eliminando el resto. Este proceso es muy importante y no debe omitirse por lástima de eliminar plantas o por pereza. Menos es más en este caso. Se aprovechará también para retirar las primeras malas hierbas que pudieran haber emergido.
Varias semanas después, hay que ejecutar un segundo aclareo, dejando una separación entre plantas de 8 a 10 cm. De nuevo, y muy importante, se deben retirar las malas hierbas que se vean, lo que resultará más fácil si se hace al mismo tiempo que el raleo.
Este segundo raleo se puede evitar si se retrasa un poco el primero y se deja ya la separación final entre plantas, es decir 8-10 cm.
Tras cada raleo o cada escarda, hay que dar un riego por aspersión (simulando una lluvia fina) para que la tierra se asiente de nuevo alrededor de las plantas. Es muy habitual que algunas puedan haberse movido ligeramente al arrancar sus vecinas, o que la tierra haya quedado demasiado ahuecada.
El aclareo influye mucho en el tamaño de la zanahoria. Si no se realiza o se hace muy tarde, y las zanahorias pasan mucho tiempo creciendo demasiado juntas, el tamaño final de éstas será mucho menor que si se hace un correcto aclareo y a su tiempo.
Un error común de principiante
Aclarear menos de lo necesario, o nada, por lástima de eliminar parte de las jóvenes plantas de zanahoria. En este caso, menos plantas darán una mejor producción total. Trasplantarlas tampoco es una opción: no alcanzarán un tamaño adecuado y será una pérdida de tiempo.
Teniendo en cuenta ésto, en 1 m2 de suelo se podrán cultivar unas 150 zanahorias, si se han sembrado a voleo, y unas 120 cada 10 metros de línea, sembrando en surcos. En el primer caso, se obtendrá más cantidad en menos espacio, pero el tamaño de las zanahorias será menor. Alguna que otra tendrá un buen tamaño, pero habrá muchas delgadas, enanas y retorcidas o malformadas. Si se pretende cosechar zanahorias de buen tamaño, es más recomendable sembrarlas en líneas.
Es importante tapar los huecos que quedan cuando se entresacan plantas, bien sea debido al aclareo o a la cosecha escalonada. Si no se hace, las raíces de las zanahorias vecinas pueden quedar expuestas a los elementos, secándose o tornando de color verde. También puede ser una vía de entrada para plagas, como la dañina mosca de la zanahoria.
A partir del segundo aclareo, el mantenimiento del cultivo se reduce al riego necesario para garantizar una humedad moderada pero constante, y a la retirada ocasional de malas hierbas, aunque solo si sobrepasan en altura a las plantas de zanahoria, o si están entre dos líneas y se pueden sacar fácilmente.
Soy ambientólogo, especialista en Gestión de la Calidad y del Medio Ambiente, autodidacta y embarcado desde hace casi dos décadas en el mundo web, amante de la naturaleza y de la vida saludable. Tengo un gran huerto familiar ecológico.