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Geranio

Cómo trasplantar geranios

Repasamos las cosas que hay que tener en cuenta a la hora de trasplantar geranios, ya sea para cambiarlos de maceta, para plantarlos en el suelo o para pasarlos del suelo a una maceta
Publicado: (última modificación 26 Jul 2019) Por Foto del autor Sígueme

En ocasiones surge la necesidad de cambiar un geranio de maceta, pasarlo de esta a la tierra o extraerlo del suelo para plantarlo en un recipiente. Aunque pueden existir otras, estas van a ser las tres principales situaciones que requerirán de un trasplante, tarea muy sencilla si se tienen unos conocimientos básicos.

Geranios en jardinera

Ante todo, hay que saber que el geranio es una planta de fácil trasplante. Tiene muy buena tendencia a emitir raíces nuevas, y resiste bastante bien durante algún tiempo aunque no se haya trasplantado correctamente.

Pero vamos al grano...


¿Qué hay que saber?

En primer lugar, que ➊ el trasplante suele suponer un cambio de ubicación. Esto casi siempre implica una modificación en las condiciones que está soportando la planta.

El suelo, la temperatura, luminosidad y otros factores importantes, suelen verse modificados cuando se realiza un trasplante. Por ello, hay que intentar siempre que los cambios supongan una mejora, o si suponen un empeoramiento, que sea lo más gradual posible.


Un error típico en los trasplantes se comete al poner a pleno sol y de repente una planta que estaba a la sombra, algo grave si el tiempo es muy caluroso o si la planta no tenía todavía un buen sistema radicular.


Lo correcto es proceder con cautela, proteger la planta cuando el cambio en las condiciones es brusco. En muchas ocasiones, esto evitará que se marchite y en otras tantas facilitará la adaptación de la planta a la nueva ubicación.

Otro aspecto importante es el tiempo. El trasplante del geranio ―y de cualquier planta― ➋ ha de hacerse cuando esté preparada para el mismo (no antes), y a ser posible cuando las condiciones del lugar que va a ocupar sean más favorables.

En este caso, el error más frecuente consiste en trasplantar al exterior y antes de tiempo un geranio obtenido mediante esqueje, o que se ha arrancado del suelo, y que no cuenta con suficientes raíces.

Por último, y aunque se podría alargar mucho este apartado, hay que recalcar que ➌ el agua es un elemento muy importante en cualquier trasplante. Tanto es así que puede suponer la diferencia entre el éxito y el fracaso. Al realizar el trasplante, se altera la estructura de la tierra o del sustrato, queda demasiado aire acumulado en grandes oquedades del suelo y buena parte de las raíces pierden por un tiempo el contacto íntimo con esa fina película de agua que debería rodearlas.

Por otro lado, en los trasplantes que se realizan al exterior, es muy importante mantener una humedad constante en el suelo ―y en el aire si el clima es muy seco y cálido― en los días y semanas posteriores, a fin de que las raíces del geranio puedan obtener todo el agua que necesita la planta, y que se facilite la emisión de otras nuevas.

Veamos ahora las situaciones concretas que se pueden plantear.


De maceta a maceta

Es quizá el caso más frecuente. Suele presentarse cuando el geranio se ha desarrollado mucho y la maceta se le queda pequeña. También cuando por cuestiones de mantenimiento, organización del espacio o estética se desea renovar el recipiente.

Es también el escenario más fácil, ya que la planta apenas nota el cambio. Es adulta, sus raíces son potentes y simplemente se les da más espacio, sacando la maceta vieja, soltando con la mano las raíces de parte externa que están muy enrolladas y plantando el cepellón en la nueva maceta, que casi siempre será más grande, por lo que habrá que aportar más sustrato para rellenar el hueco.

Ojo con las macetas nuevas! Hay que acordarse de practicar agujeros de drenaje en la base si no los traen de fábrica.

Un dato importante en este punto es el siguiente: Es importante que el cepellón del geranio ―el bloque que forman las raíces junto con el sustrato―, quede enrasado con la superficie del sustrato en la nueva maceta, de forma que no se entierre demasiado ni quede más alto. Tapar el cepellón a lo sumo con 1 cm de sustrato.


De tierra a maceta

Esta situación se da cuando se arranca un geranio del suelo y se desea plantar en una maceta.

Aquí la clave es lograr sacar el geranio con la mayor cantidad de raíces, y podar la parte aérea para equilibrarla con la radicular. Esto garantizará que las hojas no van a perder más agua de la que son capaces de asimilar las raíces.

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También suele ser conveniente podar las raíces si estas son demasiado largas, ya que no conviene que queden dobladas dentro de la maceta. Además este recorte inducirá el crecimiento de nuevas raíces.

Otro aspecto importante es la ubicación de la planta una vez se ha trasplantado a la maceta. Con tiempo soleado y seco, ponerla a la sombra pero en un ambiente luminoso durante unas cuantas semanas, lo que evitará que se marchite por exceso de transpiración. Si se ha equilibrado correctamente la raíz con la parte aérea, unos días después del trasplante ya se puede comenzar a sacar la planta al sol.


De maceta a tierra

Este último caso es básicamente igual al primero (maceta a maceta), si bien lo único diferente es que la planta se va a encontrar con unas condiciones bastante distintas. Casi siempre va a pasar a un suelo que retiene menos humedad que el sustrato que tenía en la maceta, que suele tener menos nutrientes y dónde las condiciones ambientales suelen ser más duras.

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Para facilitar la adaptación de la planta, conviene protegerla en los primeros días del sol (si estaba en un lugar menos soleado) y mantener el suelo húmedo en todo momento. Los demás aspectos a tener en cuenta ya los vimos el el caso maceta-maceta.

Autor José A. Amigo

Soy ambientólogo, especialista en Gestión de la Calidad y del Medio Ambiente, autodidacta y embarcado desde hace casi dos décadas en el mundo web, amante de la naturaleza y de la vida saludable. Tengo un gran huerto familiar ecológico.