Cómo germinar hueso de aguacate o palta
Evidentemente, nos referimos a germinar una semilla de aguacate, esa gran bola que se encuentra dentro del fruto, y que lejos de tirarla a la basura, sirve para obtener a partir de ella un aguacatero o palto, ya sea como experimento, con intención de que produzca frutos o como árbol decorativo para el jardín.
Pero hay que aclarar que como resultado de este proceso, se obtendrá un pequeño árbol de aguacate, perfectamente viable, aunque eso sí, no muy apropiado para la temprana producción de frutos. Es posible que después de unos años de madurez florezca y fructifique, pero lo ideal sería injertar ese aguacate para acelerar el proceso, y de paso, para asegurarse de que sus frutos serán de primera calidad.
A lo largo de este artículo mostraremos dos formas de realizar este proceso. Ambas han sido probadas y funcionan, aunque eso no descarta que se pueda conseguir lo mismo de otras maneras.
Germinación en agua
Este es una de las formas más rápidas de germinar el hueso del aguacate, y además no necesita nada que no haya en cualquier casa.
(Más abajo incluimos un vídeo paso a paso sobre esta opción)
Materiales necesarios...
Son solo tres cosas muy básicas que se suelen tener en casa, siendo la última la más difícil de conseguir, aunque tampoco es nada del otro mundo.
- Un vaso corriente, pero que sea transparente
- Palillos de dientes, de madera.
- Agua limpia (mejor sin cloro). Si lo tiene déjala reposar un día o hiérvela.
Proceso
Antes de explicar cómo hacerlo, hay que tener en cuenta que la semilla de aguacate hay que extraerla de la fruta en el momento o poco antes de comenzar este proceso de germinación, de lo contrario puede que ya no sirva.
Es importante que la semilla no se haya secado ―como se hace con otras para conservarlas―, ya que si eso ocurre es muy probable que no germine.
A continuación se explica paso a paso el proceso a seguir.
1 Extraer y limpiar el hueso. Abrir el aguacate como se haría normalmente, extrayendo la semilla con cuidado de no dañarla. Seguidamente se limpia bien, retirando los restos de pulpa y lavándola con agua.
2 Poner agua en el vaso. No hay que llenarlo del todo, y a que subirá el nivel de agua al introducir el hueso en ella.
3 Clavar los palillos en la semilla. Con 3 ó 4 palillos es suficiente, que se irán clavando ligeramente alrededor del hueso de aguacate, dejando una separación aproximadamente igual entre todos ellos.
Es importante que el hueso quede con el "pico" ―la zona más puntiaguda― hacia arriba y el "culo" ―la zona plana― hacia abajo.
4 Poner la semilla dentro del vaso. Tiene que quedar sumergida la mitad inferior del hueso, mientras que la superior ―el pico― debe quedar fuera del agua. Para lograrlo, quizás haya que quitar o añadir agua hasta lograr el nivel correcto.
Siguiendo los 4 pasos anteriores, la semilla de aguacate germinará en unas cuantas semanas, pero entretanto hay que estar alerta. ¿Por qué? Lo explicamos a continuación.
Cuidados de la semilla durante la germinación
La semilla ya está dentro del vaso con agua, pero eso no es todo ya que ahora habrá que hacer lo siguiente:
☛ Poner el vaso en un lugar cálido y luminoso, por ejemplo dentro de casa al lado de una ventana.
☛ Cambiar el agua con frecuencia ―al menos una vez por semana― para evitar que aparezcan microorganismos indeseables que podrían estropear la semilla.
☛ Controlar el nivel del agua y añadir más cuando sea necesario.
☛ Esperar pacientemente unos 30 días hasta que el hueso comience a agrietarse por la mitad. A partir de ese momento aparecerán poco a poco las raíces en la parte sumergida.
☛ Mantenerlo en el vaso otros 30 días más hasta que aparezcan las primeras hojas y el tallo comience a crecer hacia arriba. No es necesario abonar porque la nueva planta se está alimentando de los nutrientes que contiene la semilla, y del agua del vaso.
A continuación dejamos un vídeo en el que se puede ver paso a paso todo el proceso que acabamos de explicar.
Trasplante
Pasados unos dos meses desde que el hueso se ha introducido en el agua, de él surge ahora una joven planta de aguacate, con sus raíces, tallo, hojas y, muy visible aún, lo que queda de la voluminosa semilla, que estará dividida en dos mitades.
Ahora es momento de decidir cuál será el futuro de esa planta. Si solo era un experimento, se puede dejar en el vaso para ver que pasa. En cambio, si lo que se quiere es que se desarrolle como el árbol que es, será necesario pasarla a una maceta con sustrato, o directamente al terreno, aportándole algo de sombra y humedad constante.
Elegir una maceta profunda ―puede hacerse con una botella grande―, llenarla de sustrato para semilleros, o tierra normal si no se quiere comprarlo, y plantar el joven árbol en ella.
Mucho cuidado aquí porque el joven aguacate no se puede plantar de cualquier manera, de hecho puede llegar a morir si no se hace bien.
La clave: es muy importante que la parte del hueso que estaba fuera del agua ahora quede encima de la tierra.
Es preferible dejar los palillos como están, ya que puede romperse el hueso y la planta si se trata de retirarlos a la fuerza. En ese caso es mejor cortarlos con una tijera bien afilada.
También es importante que las raíces queden estiradas y algo separadas unas de otras. Si son muy largas, entonces es mejor poner solo un poco de tierra en el fondo de la maceta, sostener la planta a la altura que debe quedar, e ir añadiendo más tierra poco a poco hasta llenarla.
Como en casi cualquier trasplante, hay que terminar regando bien la maceta para que se asiente la tierra.
Germinación natural
Aunque el método explicado más arriba es realmente sencillo, existe otro que también funciona y que requiere de menos atenciones.
Hace un par de años, cuando germiné mi primer aguacate, estaba contento de que todo saliera bien siguiendo el método de los palillos y el vaso de agua, pero luego pensé: ¿quién le pone los palillos en la naturaleza? Exacto! Nadie...
Convencido de que debería de germinar igualmente sin tanto cuidado, hice lo siguiente: Tomé un hueso de aguacate, lo limpié y lo introduje hasta la mitad en una maceta con tierra.
Después me olvidé de él, como si el proceso estuviera ocurriendo en plena naturaleza. En realidad no fue del todo así, ya que tuve que regar la maceta alguna vez cuando no llovía y veía que la tierra se estaba secando.
Si lo hubiera puesto en el suelo quizás tampoco tendría que regar, ya que se conserva mejor la humedad. Pero cuando llovía, pasaban semanas enteras sin ir a ver como estaba.
Tanto fue así que un día que pasaba por allí me llevé una sorpresa. En la maceta ―además de hierba― había nacido un arbolito de aguacate que ya tenía 20 cm de alto y parecía muy sano, de hecho lo planté en el jardín y un par de años después ya medía más de 3 metros de altura.
Soy ambientólogo, especialista en Gestión de la Calidad y del Medio Ambiente, autodidacta y embarcado desde hace casi dos décadas en el mundo web, amante de la naturaleza y de la vida saludable. Tengo un gran huerto familiar ecológico.