Qué sembrar en primavera
En las zonas templadas de nuestro planeta, la primavera es una de las cuatro estaciones del año. En el hemisferio norte comienza el 20 ó 21 de marzo, mientras que en el sur lo hace el 21 - 23 de septiembre.
ⓘ A lo largo de este artículo encontrarás enlaces a los calendarios de siembra de cada mes de la primavera: marzo, abril y mayo, para el hemisferio norte. Para el hemisferio sur estos calendarios servirán igual pero para los meses de septiembre, octubre y noviembre.
Es una estación de cambio entre el frío invernal y el calor estival. La primavera, por tanto, suele caracterizarse por un tiempo variable, con bastantes días fríos, lluviosos o ventosos y otros sorprendentemente soleados y cálidos.
En las zonas más continentales, las heladas invernales pueden prolongarse durante las primeras semanas de la primavera. Estas heladas tardías tienen una gran influencia en los cultivos ya que, aquellos sensibles al frío, deberán retrasarse, mientras que aquellos que necesitan frío en sus primeras fases, pueden sembrarse hasta estas fechas.
El mes de marzo es el que suele marcar el final de las siembras de los cultivos que necesitan tiempo fresco, como los ajos o los guisantes, y el inicio de otros de clima más templado y cálido, como los tomates, lechugas, zanahorias, etc.
Continuando con lo anterior, la floración de los frutales también puede verse seriamente afectada por las heladas tardías, muy habituales en climas continentales, es decir, zonas alejadas del mar. La mayor parte de las flores son muy sensibles a las bajas temperaturas, y una noche gélida puede estropearlas y terminar con la producción de ese año.
Por lo demás, la primavera es la estación idónea para sembrar y/o trasplantar la mayor parte de las hortalizas que necesitan buenas temperaturas y luminosidad para desarrollarse. Las más sensibles al frío, o dicho de otra manera, las que necesitan más calor para desarrollarse, como el pimiento, la berenjena, el calabacín o la calabaza, deberán sembrarse o plantarse a partir de mediados de la primavera, salvo que el clima sea muy benévolo.
La estación de las siembras
La primavera es la estación natural para la siembra de la mayoría de las plantas, sean hortalizas, frutales u ornamentales.
Esto ya ocurre en la naturaleza, donde las semillas de las plantas que caen al suelo durante el verano y el otoño, permanecen "dormidas" hasta la primavera, y germinan coincidiendo con el final de las heladas, pudiendo aprovechar las buenas condiciones del resto de la primavera, el verano y parte del otoño para fortalecerse antes de la llegada del invierno.
En climas fríos, la primavera es más corta y está prácticamente fusionada con el verano. En las zonas templadas es, aunque cada vez menos, una estación bien marcada, de igual duración que las otras cuatro. Por último, en las zonas cálidas, la primavera se hace notar muy pronto, antes de que le corresponda en el calendario, pero también finaliza antes de tiempo con la llegada anticipada de las condiciones estivales.
¿Y donde casi no hay primavera?
Es cierto que la primavera es una estación propia de las zonas templadas, aunque ya cada vez menos marcada, quizás por el efecto del cambio climático. En muchas otras regiones cercanas al ecuador, la primavera no existe como tal. Suele haber una estación seca y otra de lluvias o húmeda, ambas con temperaturas bastante agradables, salvo en las zonas altas, que en ellas sí puede darse una estación primaveral.
Pues bien, en el caso de las zonas sin una primavera real, esta sería equivalente al final de la estación de lluvias, cuando el tiempo comienza a mejorar pero aún no ha llegado el momento de más calor.
Se puede, por tanto, hacer la siguiente comparación: primavera = final estación lluviosa, otoño = final estación seca.
Soy ambientólogo, especialista en Gestión de la Calidad y del Medio Ambiente, autodidacta y embarcado desde hace casi dos décadas en el mundo web, amante de la naturaleza y de la vida saludable. Tengo un gran huerto familiar ecológico.