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Fungicida casero con leche y bicarbonato de sodio

Propiedades antifúngicas de la leche y de dos tipos de bicarbonatos, diferentes dosis y preparaciones de caldos fungicidas, pero también su efecto como nutrientes vegetales y de reforzamiento de las plantas, así como toxicidad por acumulación
Publicado: (última modificación 10 Feb 2022) Por Foto del autor Sígueme

Tanto la leche como el bicarbonato de sodio, y también el de potasio, entre otras sales, poseen interesantes propiedades como fungicidas de uso preventivo, siendo además tratamientos naturales y respetuosos con el medio ambiente, cuyo uso está certificado para la agricultura ecológica.

Leche vaso campo

En el caso de las sales mencionadas, algunos autores señalan que son eficaces para prevenir infecciones de Alternaria spp., Aspergillus niger, Botrytis cinerea, Colletotrichum gloeosporoides, Colletotrichum musae, Sclerotinia sclerotiorum, Sclerotium cepivorum, Venturiainaequalis, Leveillulataurica, Oidium lycopersicum, Sphaerotheca fuliginea, Sphaerotheca fusca y Shaerotheca pannosa, es decir, gran parte de las enfermedades fúngicas que suelen desarrollarse en la parte aérea de los cultivos.

Pero veamos primero cada uno por separado, y luego cómo combinarlos en un caldo que se aplicará de forma preventiva cuando se den las condiciones para la llegada y germinación de las esporas, fundamentalmente tiempo cálido o templado y húmedo.

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Leche desnatada

Aunque cualquier leche tiene ciertas propiedades fungicidas, la nata (grasa) presente en mayor proporción en las de tipo entero o semidesnatado, no añade ningún beneficio extra pero sí algunos perjuicios, como mayores obstrucciones del pulverizador o depósito de placas de residuos sobre las hojas.

Es por esto que la leche desnatada es la más indicada a la hora de utilizarla en pulverización sobre las plantas. Al ser menos viscosa, se mezcla mejor con el agua y sale sin problemas por la boquilla.


Propiedades antifúngicas

La presencia de leche sobre las hojas puede impedir la germinación de las esporas y la proliferación de los hongos. Si estos fueran fitopatógenos y no encontraran ningún obstáculo, lograrían germinar y penetrar en las células, llevando a la planta a un estado de enfermedad, que es lo que precisamente se quiere evitar.

En diversos estudios se ha podido comprobar que el ácido láctico de la leche es capaz de inhibir el desarrollo de ciertos hongos, pero además la leche aporta una serie de nutrientes que pueden ser absorbidos a través de las hojas, ayudando quizás a fortalecer el sistema inmune y las paredes vegetales, siendo ambas cosas importantes para impedir la entrada de los hongos.


Propiedades nutritivas

La leche de vaca es rica en aminoácidos (fuente de nitrógeno), potasio, calcio y fósforo, con cantidades menores de azufre y magnesio, entre otros minerales minoritarios.

Todos estos elementos son nutrientes vegetales de primer orden, por lo que si son capaces de penetrar al interior de la hoja, al menos una fracción de ellos, y si la planta los puede asimilar, le ayudarán a estar mejor nutrida, sin estrés y fuerte, es decir, mejor preparada para combatir una enfermedad fúngica.

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Bicarbonato de sodio

De fórmula química NaHCO3, se trata de una sal muy común y muy utilizada como antiácido estomacal, como agente aireador de masas y como productor de efervescencia en diversos medicamentos.

Hace tiempo que se sabe de las propiedades antifúngicas del bicarbonato de sodio, siendo probadas en diversos estudios y experimentos.

Esta sal actúa al menos de tres maneras:

- Elevando notablemente el pH en la superficie de la hoja, de forma que cuando las esporas de los hongos se depositan sobre ella, no son capaces de germinar y por tanto de infectar la planta.

- Inutilizando la esporas por deshidratación de la pared celular de estas.

- Matando las células del hongo por desequilibrio del ión potasio.

A la vista de las propiedades anteriores, y al igual que en el caso de la leche, se puede afirmar que se trata de un tratamiento preventivo, es decir, que debe aplicarse para evitar que la enfermedad se instale en la planta. Una vez que los hongos penetran en el vegetal, ya no tiene efecto alguno más que impedir nuevas entradas o bloquear la producción de esporas en la superficie de la hoja, algo importante para frenar la propagación a otras plantas vecinas.


Efectos secundarios indeseables

El sodio es un elemento químico que por acumulación puede producir efectos tóxicos en las plantas, provocando la muerte de las células de los bordes de las hojas, dónde suele acumularse. Cuando esto ocurre se observa un borde de color marrón (tejido seco) en las hojas.

Es por este inconveniente que puede ser más recomendable sustituir el bicarbonato de sodio por un compuesto de propiedades muy parecidas pero sin ese efecto indeseable, el bicarbonato de potasio, del que se hablará a continuación.


Bicarbonato potásico

Su fórmula química es KHCO3, y se utiliza también como antiácido, pero sobre todo en alimentación, entre otras cosas como agente elevador del pH en la fabricación de algunas bebidas.

Aunque menos empleado que el bicarbonato de sodio como fungicida, se sabe que es muy eficaz contra el oidio, pero que también previene el desarrollo de otras enfermedades fúngicas comunes de los cultivos, como por ejemplo antracnosis, fusariosis y pudriciones diversas en tallos, frutos y hojas.

El modo de acción contra los hongos es similar al explicado para el caso del bicarbonato de sodio. Inutiliza las esporas evitando que germinen y que el hongo infecte la planta.


Como fuente de potasio

A diferencia del de sodio, elemento que en elevadas concentraciones es perjudicial para las plantas, el potasio de este bicarbonato es el segundo nutriente vegetal más importante, es decir, el que las plantas necesitan en mayor cantidad después del nitrógeno, y en ocasiones, del calcio. Es especialmente demandado por las plantas que producen frutos, como gran parte de los cultivos hortícolas y frutícolas, pero además funciona como un acelerador del crecimiento vegetal en general.

La utilización de esta sal en aplicaciones foliares de caldo fungicida, además de evitar el indeseable problema del sodio, supone un aporte extra de potasio a la planta, que al ser un compuesto muy soluble en agua, puede ser absorbido directamente a través de las hojas o bien por las raíces, tras haber goteado el exceso en el suelo.

Además de ser fundamental en muchos procesos fisiológicos de las plantas, una buena nutrición potásica mejora la resistencia a determinadas situaciones de estés, como el frío, la sequía o las enfermedades.

Si se aplica en suelos alcalinos o en plantas que crecen en macetas, hay que tener cuidado con la cantidad porque si se acumula en el suelo o sustrato, puede elevar notablemente el pH de este, bloqueando la absorción de muchos otros nutrientes importantes para la planta.

En cuanto al su efecto tóxico, es complicado que llegue a producirse porque requeriría de grandes acumulaciones de potasio, a diferencia de lo mencionado en el caso del sodio.


Preparación del caldo fungicida

Se puede hacer de diversas maneras y empleando dosis variables, pero asegurándose siempre de que el caldo pulverizado sobre las plantas cubre uniformemente las hojas y que posee una dosis suficiente de leche y/o bicarbonatos, como para resultar tóxico para los hongos.

Esto quiere decir que dosis altas aseguran el efecto fungicida pero también pueden resultar peligrosas para las plantas, especialmente si se utiliza bicarbonato de sodio.

A continuación se darán algunas preparaciones y dosis que han sido utilizadas en diversos estudios y experimentos con resultados positivos sobre la prevención de enfermedades fúngicas pero sin suponer un riesgo para las plantas.


Dosis

En cuanto a la leche, tiene que ser preferiblemente desnatada y en dosis de 200 ml por cada litro de caldo preparado, es decir, 200 ml de leche + 800 ml de agua limpia y sin cloro.

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Respecto de los bicarbonatos, algunos autores afirman que con dosis que van de los 5 a los 10 gramos por litro de disolución (agua+bicarbonato), es suficiente para la prevención de las enfermedades fúngicas en los vegetales.

Otros sostienen que para el caso del bicarbonato de sodio, la dosis eficaz puede variar entre 1 y 30 gramos por litro de disolución.

Estas diferencias ponen de manifiesto que el efecto fungicida quizás aparezca a partir de una dosis mínima, que puede estar entre 1 y 5 gramos por litro. A partir de ese mínimo el efecto solo podrá ser igual o mayor, pero como también puede darse toxicidad para la planta (especialmente con el sodio) y como no tiene sentido desperdiciar producto, hay que poner un límite que puede ser de 30 gramos por litro.

Visto lo anterior y teniendo el cuenta el riesgo de toxicidad del sodio, quizás una manera racional de elegir la dosis de bicarbonato sería:

• 10 g/L si se emplea bicarbonato de sodio

• 30 g/L si se utiliza bicarbonato de potasio


Mezcla

El caldo se puede preparar con leche + agua, agua + bicarbonato de sodio, agua + bicarbonato de potasio, agua + leche + bicarbonato de sodio, o agua + leche + bicarbonato de potasio.

Como se ha mencionado en el apartado anterior, para un caldo solo a base de bicarbonato y agua, las dosis serán de 10 gramos por cada litro de agua, para el bicarbonato de sodio, y 30 gramos por litro de agua, para el bicarbonato potásico.

• Caldo 1: 10 g de bicarbonato de sodio + 1 L de agua

• Caldo 2: 30 g de bicarbonato de sodio + 1 L de agua

Si se desea preparar el caldo a base de leche, bicarbonato y agua, entonces las dosis podrían ser las siguientes:

• Caldo 3: 800 ml de agua + 200 ml de leche + 8 g de bicarbonato de sodio

• Caldo 4: 800 ml de agua + 200 ml de leche + 24 g de bicarbonato de potasio

La manera de realizar cualquier de estos caldos no tiene mucho misterio. Se juntan los distintos ingredientes en un recipiente y se agita bien hasta que la mezcla sea homogénea y no queden grumos.


Aplicación

Pulverizador manual 7 litros bomba

Con un pulverizador que sea capaz de emitir una lluvia fina y homogénea, se rocían completamente las plantas, incidiendo especialmente en la parte de arriba de las hojas más altas y en la parte inferior y superior de las que están más cercanas al suelo.

Como se trata de un tratamiento preventivo, hay que realizarlo en cuanto las condiciones sean propicias para el establecimiento de la enfermedad (alta humedad ambiental y temperaturas suaves) o mejor un poco antes por si las esporas del hongo llegan anticipadas.

Se hará un tratamiento semanal mientras se mantengan las condiciones favorables para la infección, y otro adicional después de las lluvias si no coincide con el anterior.

Además, si se van a realizar podas, conviene hacerlas coincidir con el día de la aplicación del caldo, de manera que primero se aplica el caldo y una vez que se seque la planta se poda, dando inmediatamente después otra aplicación solo en las heridas producidas al podar.

Cualquiera de estos caldos es mejor no almacenarlo, de manera que se prepare justo antes de la aplicación y se utilice todo en el mismo día. Después de cada uso es necesario limpiar el pulverizador con agua para evitar que se produzcan depósitos sólidos que lo obstruyan.

Autor José A. Amigo

Soy ambientólogo, especialista en Gestión de la Calidad y del Medio Ambiente, autodidacta y embarcado desde hace casi dos décadas en el mundo web, amante de la naturaleza y de la vida saludable. Tengo un gran huerto familiar ecológico.