Cómo conservar la remolacha
La remolacha es una hortaliza con múltiples propiedades nutricionales que la hacen muy beneficiosa para nuestro organismo. Además de ser rica en vitaminas y minerales, también es una fuente de fibra dietética y antioxidantes. Por lo tanto, es muy interesante saber cómo conservar la remolacha para poder disfrutar de todos sus beneficios por más tiempo, especialmente cuando se cultivan en un huerto familiar.
En este artículo se explicará cómo recolectar la remolacha de mesa en el mejor momento, cómo manipularla y cómo almacenarla adecuadamente para prolongar su vida útil.
Cosecha en el momento óptimo
La cosecha de la remolacha es un proceso clave para garantizar su calidad y conservación.
Tiene que ser cosechada en el momento óptimo de madurez para evitar que se deteriore rápidamente después de la cosecha. Ese momento óptimo suele darse unos 80 días después de la siembra, cuando las raíces tienen un tamaño de 8 a 10 centímetros de diámetro.
Es importante tener en cuenta que las hojas de la remolacha pueden ser un indicador de su estado de madurez. Cuando las hojas de la remolacha se han desarrollado completamente y están sanas, es una señal de que las raíces también están maduras. Por lo tanto, es importante vigilar el desarrollo de las hojas para saber cuándo es el momento adecuado para cosechar la remolacha.
Bajo ningún concepto hay que dejar las remolachas demasiado tiempo en la tierra, porque aunque seguirán creciendo, pueden volverse más fibrosas y menos apetitosas.
Manipulación cuidadosa
La manipulación de la remolacha puede tener un gran impacto en su conservación. Esta hortaliza es muy propensa a sufrir daños fácilmente si no se manipula correctamente. Hay que evitar cualquier tipo de daño en la piel, ya que esto puede llevar a su descomposición y a la correspondiente pérdida de calidad. Lo mismo ocurre si se ha dejado caer o ha sido golpeada.
La remolacha se debe manipular con cuidado y delicadeza para evitar dañarla. Si se pretende conservar por algún tiempo, es recomendable no lavarla inmediatamente después de la cosecha, ya que el agua puede acelerar su descomposición. En su lugar, es mejor limpiarla con un cepillo suave para eliminar cualquier suciedad y residuo de la tierra.
Otro aspecto importante a considerar es que la remolacha no debe almacenarse junto con frutas y verduras que emiten etileno, ya que esto puede acelerar su maduración y descomposición.
Formas de conservación de la remolacha
Existen varias maneras de conservar la remolacha para prolongar su vida útil. Cada método de conservación tiene sus pros y contras, y es importante elegir la opción adecuada en función de las necesidades y preferencias personales.
A continuación, se explicará en detalle cada una de ellas.
Refrigerada
La refrigeración es la forma más común de conservar la remolacha. Consiste en almacenarla en un lugar fresco y seco con una temperatura entre 0 y 2 grados Celsius, por ejemplo un frigorífico. Se recomienda guardarla en una bolsa de plástico perforada para evitar que se humedezca y se deteriore.
La remolacha puede durar de 2 a 3 semanas en refrigeración, dependiendo de las condiciones de almacenamiento. Conviene revisarla regularmente para descartar cualquier porción que se haya dañado o descompuesto.
Congelada
Otra forma de conservar la remolacha es mediante la congelación. Para ello, se deben pelar y cortar las raíces en trozos pequeños antes de colocarlas en bolsas de plástico herméticas. Es importante retirar todo el aire de la bolsa antes de cerrarla para evitar que la remolacha se queme por el frío. Esto se puede hacer simplemente colocando la abertura de la bolsa en la mano cerrada, y posando los labios en la entrada de la misma, succionar el aire aspirando con fuerza.
La remolacha congelada puede durar hasta 8 meses en el congelador, siempre y cuando se mantenga a una temperatura constante de -18 grados Celsius. Es importante descongelar la remolacha en el refrigerador antes de utilizarla para evitar que pierda su textura y sabor.
Encurtida
El encurtido es una forma popular de conservar la remolacha. Para hacerlo, se deben cocinar las raíces en agua y vinagre con especias y azúcar antes de colocarlas en frascos de vidrio esterilizados. Luego, se deben sellar los frascos y almacenarlos en un lugar fresco y seco.
La remolacha encurtida puede durar hasta 1 año si se mantiene en un lugar adecuado. Es importante asegurarse de que los frascos estén sellados adecuadamente para evitar que la remolacha se contamine.
En salmuera
Otra forma de conservar la remolacha es mediante la salmuera. Para hacerlo, se deben pelar y cortar las raíces en rodajas antes de sumergirlas en una solución de agua y sal. Luego, se deben colocar en frascos de vidrio esterilizados y almacenar en un lugar fresco y seco.
La remolacha en salmuera puede durar hasta 1 año si se mantiene en las condiciones adecuadas. Es importante revisarla regularmente para asegurarse de que la solución de salmuera no se enturbie o aparezca un olor desagradable.
Para terminar este artículo, hay que recordar que la remolacha es una hortaliza que ofrece múltiples beneficios nutricionales, y por ello, es importante saber cómo conservarla adecuadamente para poder disfrutar de sus propiedades por más tiempo.
La cosecha en el momento óptimo, la manipulación cuidadosa y la elección de la forma de conservación adecuada, son aspectos clave para garantizar la calidad y prolongar la vida útil de la remolacha.
Soy ambientólogo, especialista en Gestión de la Calidad y del Medio Ambiente, autodidacta y embarcado desde hace casi dos décadas en el mundo web, amante de la naturaleza y de la vida saludable. Tengo un gran huerto familiar ecológico.