Épocas de poda de los rosales, según clima y estado
Los rosales son de esas plantas ornamentales que agradecen mucho la poda, respondiendo con floraciones más vistosas, pero esto siempre que se haga en un momento apropiado.
Como se explicará a lo largo de este artículo, las rosas se puede podar al menos en dos épocas diferentes, según sea el tipo de clima: solo en primavera, solo en otoño o en ambas estaciones.
A continuación concretaremos un poco más cada caso para que quede más claro.
Mejor época para podarlos
En caso de duda, la poda más segura es la de primavera, siempre y cuando se realice una vez ha pasado el riesgo de heladas.
Como ya se dijo, la mejor época es la primavera, justo cuando las yemas comienzan a hincharse para brotar, o un poco antes si en la zona no hay heladas.
En algunas situaciones concretas, se puede realizar una poda adicional en otoño, en ese caso orientada al saneamiento de la planta.
Pero veamos qué tener en cuenta según diferentes tipos de clima.
En función del clima
En clima frío
En estos climas, los rosales se deben podar en primavera por dos motivos:
➊ El frío intenso causa más daños sobre las plantas que han sido podadas recientemente que sobre aquellas que no se han podado.
➋ Cuando los inviernos son fríos, algunas ramas del rosal mueren, y es por esto que es mejor esperar a la primavera para eliminarlas con la poda. De esta forma no habrá que repetir el trabajo dos veces.
En clima templado
En verano si fuera necesario (ver apartado "Según tipo de rosal") y como norma general durante el periodo de reposo, a finales de primavera o cuando no se vayan a producir más heladas pero antes de que el rosal brote.
En clima cálido
En estos lugares, los rosales se suelen podar después de la floración, en otoño-invierno, eliminando las ramas muertas y flores secas, ya que apenas perecerán ramas durante el invierno. Esta sería una poda de limpieza.
Se puede dejar para la primavera la poda de chupones y el despunte de ramas, aunque también podría hacerse en otoño.
Según la edad del rosal
Rosales jóvenes
La mayoría de los rosales que se cultivan en la actualidad, florecen a partir de los brotes del año, por lo que en primavera se suelen acortar las ramas del año anterior ―que no darán rosas― dejando solo 3 o 4 para que a partir de ellas surjan con vigor las nuevas, que serán las que producirán flor.
La formación de los rosales jóvenes en 3 o 4 ramas principales, se realiza en primavera.
Rosales viejos
Si son de una sola floración y esta se da en las ramas del año anterior, se deben podar lo menos posible, ya que con cada corte se estará haciendo que produzca menos flores.
A principios de primavera ―cuando las yemas comiencen a hincharse―, se eliminan las ramas muertas o secas, que se distinguen fácilmente porque sus yemas no engordan como las demás, y chupones.
Según tipo de rosal
Existen muchos cultivares, y no todos se comportan igual ante las podas, haciéndolo mejor o peor en función del momento en el que se poden.
Florecen una vez al año
Suele tratarse de rosales tipo enredadera y algunos rosales viejos, que deben podarse en verano, justo después de que termine la floración.
Florecen más de una vez por año
Estos se suelen podar después de la última floración en climas templados y cálidos, o bien en primavera cuando desaparezca el riesgo de heladas, en los climas de inviernos fríos.
Otras situaciones
Los chupones que surgen por del bajo del punto de injerto, en los rosales injertados, deben ser eliminados en cuanto son detectados, para evitar que compitan con la parte injertada.
Las podas drásticas de renovación, necesarias en para la mayor parte de los rosales, hay que realizarlas durante el periodo de reposo de las plantas, es decir, durante el invierno y comienzos de la primavera, según el clima (más pronto en los cálidos y más tarde en los fríos)
Soy ambientólogo, especialista en Gestión de la Calidad y del Medio Ambiente, autodidacta y embarcado desde hace casi dos décadas en el mundo web, amante de la naturaleza y de la vida saludable. Tengo un gran huerto familiar ecológico.