Cómo sembrar eucalipto
Antes de sembrar
La siembra del eucalipto en sí misma no es muy diferente a la de cualquier otro árbol, arbusto o incluso hortaliza que se siembre en un semillero o maceta. Lo realmente diferente es lo que se debe hacer antes.
Elegir la época de siembra
Los eucaliptos, y más concretamente el Eucalyptus globulus, una de las especies más conocidas y ampliamente distribuidas, suelen florecer entre el otoño y la primavera, pero sus semillas siguen madurando dentro de los frutos hasta unos cuantos meses después. Una vez maduros, las semillas permanecen en su interior hasta que estos se caigan al suelo por acción del viento o por rotura de la rama. Tras caer, en pocas horas el fruto se abre y las semillas quedan liberadas, comenzando su carrera particular por la germinación y el desarrollo de un nuevo árbol.
Pero que las semillas permanezcan en los frutos hasta la caída de estos, significa que pueden estar en el árbol entre 6 meses y 2 años, dependiendo de la especie de eucalipto de que se trate y de los agentes encargados de derribar los frutos del árbol (viento, incendios, animales, rotura de ramas, caída de árboles vecinos, etc)
En cualquier caso, la mayoría de los frutos y sus semillas suelen caer al suelo desde finales del verano y durante el otoño. Siendo así, si el clima cuenta con otoños e inviernos cálidos, las semillas podrían comenzar a germinar ya en esa época, aunque las mejores condiciones se darán con la llegada de la primavera.
Comprobar la viabilidad de las semillas
Existen diferentes métodos para determinar qué semillas no son aptas para sembrar, pero quizás uno de los más sencillos es el de flotabilidad.
Consiste en poner a remojo las semillas de eucalipto (o de otra planta) y, después de algunas horas, retirar las que estén flotando en la superficie del agua.
Las que se hunden suelen estar sanas y ser viables, y bajan al fondo del recipiente por varios motivos. Primero porque pesan más ya de un inicio, y segundo porque rápidamente comienzan a hidratarse como primer paso para desencadenar la germinación, y claro, al absorber agua, aún aumentan más de peso.
En varios experimentos se ha podido demostrar que las semillas de eucalipto germinan mejor cuanto mayor es su peso, y además las plantas resultantes crecen más rápido que las nacidas de semillas menos pesadas.
Condiciones óptimas de germinación
Es de vital importancia conocer de antemano cuáles son las condiciones ambientales requeridas por las semillas, en este caso de eucalipto, para germinar lo más rápido posible.
Pues bien, se sabe que a 22ºC de temperatura constante, las semillas germinan en el menor tiempo posible, en una semana aproximadamente. Pero aún así no todas las semillas germinan a los 7 días, ni es necesario mantenerlas a esa temperatura constante para que terminen germinando la mayoría de ellas. En concreto, temperaturas de entre 20 y 30ºC son adecuadas para lograr una buena y rápida germinación de las semillas de eucalipto.
Tratamiento de las semillas
Las semillas de eucalipto pueden germinar bien sin ningún tratamiento previo, pero en otros casos pueden requerirlo. Depende de si están latentes (dormidas) o de cuánto lo están.
Lo ideal es hacer una prueba con unas pocas semillas. Si la mayoría germinan sin ningún tratamiento, se pueden sembrar sin más. Si no lo hacen, entonces habrá que someterlas al primer tratamiento, que consiste en sumergirlas en agua templada durante 1 día. Después de ese tiempo, se siembran de nuevo. Si aún así la mayoría no germinan a los 15 días, entonces habrá que estratificarlas en frío durante un par de semanas.
Después del tratamiento, si las semillas eran viables deberían germinar en un par de semanas. Si no lo hacen significará que no eran viables, o bien se estropearon durante la manipulación o después de la siembra.
Procedimiento de siembra en semillero
Es muy similar al de cualquier otra semilla de pequeño tamaño, es decir, un proceso que hay que realizar con sumo cuidado.
Contenedor y sustrato
Como ocurre para casi todas las especies de árboles y arbustos, las medidas del contenedor son muy importantes para que el desarrollo de la planta recién germinada sea máximo.
En el caso del eucalipto, se sabe que si el contenedor tiene más de 10 cm de hondo, el crecimiento de las plantas será mucho mejor que si tiene menos. Elegir uno más o menos profundo dependerá entonces de cuánto tiempo vaya a estar la planta en él. Si se va a trasplantar en poco tiempo, entonces uno de 10 cm será suficiente, pero deberá ser de 15 cm si se va a dejar más tiempo creciendo en ese contenedor.
En cuanto al ancho, conviene que al menos permita una separación de 5 cm entre plantas si los contenedores se colocan juntos o si están integrados en una bandeja de semillero forestal.
Y en lo relativo al sustrato, como el volumen del recipiente suele ser pequeño, es crucial que el se trate de un sustrato capaz de retener una gran cantidad de agua sin permanecer encharcado, es decir, que debe permitir la existencia de poros grandes llenos de aire, fundamentales para el intercambio gaseoso entre la raíz y la atmósfera, y para evitar la asfixia radicular.
Además de lo anterior, el sustrato tiene que ser ligeramente ácido y disponer de todos los nutrientes necesarios para el crecimiento de la planta, salvo los tomados del aire. El nitrógeno, el fósforo, el potasio y el calcio, son los que demandará en mayor cantidad, pero no inmediatamente después de germinar, de hecho un exceso de nitrógeno puede resultar muy negativo en las primeras fases. Los demás nutrientes suelen estar en cantidades suficientes en casi cualquier sustrato a base de materia orgánica y elementos minerales.
Siembra paso a paso
Como se ha mencionado más arriba, es muy similar a cualquier otra en la que se siembren semillas de pequeño calibre.
1 Llenar el semillero o maceta con sustrato
Apretando un poco pero sin apelmazar demasiado, y siempre con el sustrato húmedo pero no encharcado.
Conviene dejar 1 cm del recipiente sin llenar. Esto facilita los riegos posteriores ya que el agua no se desbordará tan fácilmente por fuera del contenedor.
2 Depositar las semillas
Según el porcentaje de germinación esperado (conviene hacer una prueba antes), se pondrá una o dos semillas en cada contenedor y en el centro del sustrato.
Si las semillas son de color oscuro, se pueden mezclar previamente con talco para poder diferenciarlas mejor y distinguir en que contenedores se han sembrado ya y en cuáles aún no.
En cuanto a la forma de depositarlas, se puede hacer en la superficie del sustrato, siendo luego necesario aportar un poco más de material para taparlas, o bien enterrarlas haciendo un pequeño hoyo.
3 Tapar las semillas
Si se han depositado en la superficie del sustrato, habrá que echar una fina capa de este para dejarlas cubiertas.
En el caso de que se hayan puesto en un hoyo, solo habrá que empujar un poco el sustrato de los laterales para que caiga en el agujero y lo selle, dejando la semilla enterrada.
En cualquier caso, es suficiente con que queden enterradas a una profundidad entre 1 y 3 veces el tamaño de la semilla.
4 Regar
Para terminar la siembra, se da un riego ligero con gota pequeña para humedecer la superficie del sustrato hasta la profundidad de la semilla o un poco más. Esto asentará la tierra y permitirá un mejor contacto de la semilla con el sustrato, algo muy importante para una buena germinación.
Para terminar la siembra, solo resta llevar el semillero a un lugar cálido (temperatura vista más arriba) y muy luminoso, pero no a pleno sol en épocas de calor.
Soy ambientólogo, especialista en Gestión de la Calidad y del Medio Ambiente, autodidacta y embarcado desde hace casi dos décadas en el mundo web, amante de la naturaleza y de la vida saludable. Tengo un gran huerto familiar ecológico.