Cómo injertar un almendro
Además de lo que ocurre con cualquier otro frutal, que se puede querer injertar para tener una variedad de interés en un portainjertos bravío o de otra variedad menos interesante, en el caso del almendro se pueden buscar específicamente otros dos beneficios muy importantes: adelanto o retraso en la floración, y presencia de variedades polinizadoras. Ambas cosas pueden suponer un importante aumento de la cosecha.
Se haga con uno o con otro objetivo, el injerto es una operación muy delicada para cualquier árbol, pero más para el almendro por su tendencia a exudar goma por las heridas. Por ello, conviene conocer a fondo los fundamentos del injerto, a fin de tener las herramientas adecuadas para anticiparse y solucionar los problemas que puedan surgir durante el proceso.
Épocas de injerto
Las mejores épocas para injertar el almendro dependen principalmente de la técnica que se va a emplear en dicha operación.
La primera oportunidad para injertar este frutal se presenta de finales de invierno a comienzos de primavera, allá por el mes de marzo en el hemisferio norte, y empleando la modalidad de púa en media hendidura.
Una segunda ocasión se presenta en verano, recurriendo al injerto de chapa o placa en ramas de corteza lisa y de entre 2 y 6 cm de diámetro.
Si no es posible realizarlo al inicio de la primavera, o si el portainjertos es demasiado delgado para la técnica de media hendidura y de chapa, entonces hay que esperar a mediados del verano, en concreto al mes de agosto en el hemisferio norte, empleando en ese caso al injerto de escudete.
Técnicas de injerto
Aunque muchos de los tipos de injerto existentes se podrían emplear para el caso del almendro, gran parte de ellos no ofrecen buenos resultados debido a la producción de goma en los cortes, que termina inundando la zona de injerto y ahogando las yemas.
Debido a este inconveniente, son mejores aquellas técnicas que producen heridas más pequeñas en el patrón, o las que permiten una salida de la goma hacia el exterior.
Púa en media hendidura
Como ya se dijo más arriba, si se desea un injerto temprano mediante púa, esta es quizás la mejor opción para el caso del almendro y otros frutales de hueso con predisposición a la gomosis.
En el siguiente artículo se explica en detalle este método de injerto, siendo todo aplicable para el almendro.
Chapa o placa
Una técnica muy utilizada en el almendro por su versatilidad en cuanto a diámetro del patrón, y por resistir muy bien el problema de la gomosis, si bien es cierto que hay que tener la precaución de dejar un pequeño espacio en uno de los lados (1-2 mm) entre la corteza de la chapa y la del portainjertos, por donde saldrá la goma que se pudiera producir en las heridas.
Escudete en "T"
Esta es una de las modalidades de injerto de yema más populares, empleada tanto por aficionados, viveristas como profesionales de la fruticultura, y es apta para injertar el almendro, aunque en ocasiones puede presentar mayores problemas de gomosis que el injerto de chapa.
Patrones o portainjertos compatibles
Lógicamente el almendro se puede injertar sobre otro pie de la misma especie, ya sea germinando una semilla de almendra para obtener un árbol franco, o bien en un híbrido entre almendro y melocotonero, pero también en patrones de otras especies, como el melocotonero o el ciruelo.
Esta variedad de patrones disponibles es interesante para lograr una mejor adaptación a las condiciones del clima y del suelo, y para lograr árboles de diferente porte y vigor.
Los patrones de ciruelo suelen conferir al almendro un mayor tamaño y ser más apropiados para suelos pesados. Sin embargo, el patrón de almendro franco proporciona un menor vigor y está mejor adaptado a suelos secos, mientras que el melocotonero franco es el que transfiere un menor porte y es apropiado para suelos secos y no calcáreos.
Cuidados del injerto
El almendro es un árbol cuyos injertos agarran bien al inicio pero que más tarde pueden fracasar si se produce un exceso de goma en la herida que no puede ser drenada. Esto hay que tenerlo muy en cuenta antes de realizar el injerto, durante el procedimiento y después del mismo, retirando la atadura de 3 a 4 semanas después de la operación.
Si se eligió el injerto de chapa o el de escudete, una vez que el injerto ha agarrado es muy importante eliminar la rama a partir de unos 10 cm por encima del punto de injerto. Si no se hace, la presencia de las yemas superiores puede inhibir el desarrollo de las que se encuentran por debajo, entre ellas las del injerto.
Tanto en el tocón de 10 cm que quedará por encima del punto de injerto, como por debajo de este, nacerán brotes que competirán con los de las yemas injertadas. Hay que eliminar la mayoría de ellos, dejando algunos que se despuntarán para frenar su crecimiento. Las hojas de estos brotes ayudarán a mantener la rama más protegida del sol y fresca, evitando que se deshidrate demasiado, lo que al final podría también afectar al injerto. Pintar la corteza con pintura blanca también puede ser beneficioso en ese sentido.
En cambio, si el injerto practicado es de púa, no habrá brotes superiores que eliminar, pero en el caso de los inferiores se actuará de la misma manera. Además, justo después de haber terminado el injerto, habrá que instalar un arco protector (hecho con una vareta doblada) para evitar que los pájaros se posen en la púa y puedan dañarla.
Además, independientemente del tipo de injerto utilizado y de la época, habrá que mantener el árbol bien fertilizado, con humedad disponible en el suelo y limpio este de vegetación competidora, para que no sufra estrés y pueda desarrollar los brotes del injerto con vigor.
Soy ambientólogo, especialista en Gestión de la Calidad y del Medio Ambiente, autodidacta y embarcado desde hace casi dos décadas en el mundo web, amante de la naturaleza y de la vida saludable. Tengo un gran huerto familiar ecológico.